Gritos de dolor se empeñan a tocar
por la puerta de mi antiguo camino
ese dolor tan veloz como su mirada
penetrante y astuta para consagrar este episodio...
Una vez más, gritan, no hacen silencio,
¡Silencio! me estoy volviendo loca
las letras corren y no alcanzo la tempestad
y la ruina de mis versos los puede sentir, perdí el aliento...
Suave como el naciente viento de sus ojos
salió para esconderse en mi pecho ausente;
notas dementes se visten de negro
retorcidas como mi memoria tocan el pincel
que vida a formado en sus esquinas
agudas y sonoras como el hilo que pierdo,
ahí va, regándose por el suelo, ¡corre!
te pido, como la venida de una tinta
en el cielo que hoy pinta tonos naranjas
como tres noches que dibujan su mirada
¡piérdete entre el matorral y el papel!
de la tinta roja y recién exprimida
de sus pupilas de mar, ahí el encuentro
del cielo y su mirar, el néctar, el matiz
fuego del alma que danza en desesperación...