Cuando tomé la decisión de sacarlo de mi vida realmente pensé que era una buena opción. Ya no hablábamos nunca. Me ocultaba cosas, había secretos... había dejado de ser algo sano, solo nos hacíamos daño.
Y ha pasado desde entonces. Desde la última vez que hablamos. Paso su cumpleaños; no lo felicite. Paso mi cumpleaños; no lo recordó. Porque así es como terminas por salir de la vida de las personas. Te haces a un lado y miras como ellos siguen adelante sin ti. Siguen adelante sin siquiera afectarse por tu ausencia, mientras tú te quedas ahí, muriendo un poco más con cada día.
Luke me vio y se enamoró de mí. Yo lo vi a él y en un momento pensé que podría enamorarme de él. Podría haberlo intentarlo. Al principio no sabía que estaba enamorado porque la primera vez se ama desde un principio, pero hubo un momento en el que todo fue claro, eso, ahí, era estar enamorado. Desde ese día siempre pensé que podía enamorarme de Luke, pero nunca lo logré porque por más que uno quiera, el amor no funciona como un virus. Dos personas nunca pueden sentir el mismo amor, aunque se gasten una vida entera intentándolo.
Me arrepiento porque hemos dicho adiós cuando no deberíamos haberlo hecho. Incluso lloré. Pero ya no quiero sentirme triste.
Sin embargo, aunque no estemos en la vida del otro siempre me preguntare que estará haciendo, si logro sus sueños, si es feliz o si me recordara cuando hable de su pasado y sé que él se preguntará lo mismo que yo.
Por siempre Luke, en otra vida.
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