La historia de la canción

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Ryuji Midorikawa POV'S

Muy bien, ya me estoy preocupando por este Proyecto (así es con Mayúscula), el Gran Proyecto Bimestral.

Hiroto aún no tiene la composición hecha y yo estoy que me tiro de un puente. No, bueno eso es exagerado. Pero es que, dentro de unos días tenemos que presentar y Hiroto no me deja ver su composición.

Vamos Atsuya ya tenia su pieza lista y Afuro ni se diga.

En estos momentos estamos los tres en el patio de la escuela, en el jardín donde Atsuya, Hiroto y yo nos sentamos a comer el primer día de clases. Atsuya estaba arreglando las cuerdas de su guitarra, mientras Afuro toca en violín su pieza para el concurso. Yo estaba sentado entre ambos, y Hiroto estaba en la biblioteca transformándose en un zombie o tal vez en un Vampiro pues empezaba a verse más pálido y ojeroso que de costumbre.

Mire a Atsuya el cual se detenía cada pocos minutos y miraba a Afuro. Atsuya siempre me había parecido un remolino, siempre con energías y sonriendo, sobre todo con Afuro. Con Afuro se ponía más alegre y sonreía de tal manera que parecía brillar. Estaba enamorado, es obvio hasta para el más ciego pero desde que cuidamos a esos duendes ha estado raro, ya no ve a Afuro con ese brillo especial más bien lo ve con anhelo como si apenas se diera cuenta que Afuro es inalcanzable para él.

Miro a Afuro, a él también le gusta Atsuya pero no sé si no lo dice porque tiene miedo y no puede (ya saben reglas de la alta sociedad y así) o porque no se ha dado cuenta. Soy fanático de la primera opción.

Cierro los ojos y me dejo caer de costado en el pasto. La vida amorosa es complicada. Lo mismo me pasa a mi también. Suspiró otra vez.

— ¿Sucede algo Mido?— pregunta Atsuya por fin apartando la vista de Afuro — Te ves desanimado —

— Pues lo estoy... Hiroto no termina la composición... Y ya no pasa tiempo conmigo — dije suspirando tristemente.

— Jejeje, seguro pronto terminará — me anima Atsuya — Y pronto volverá a estar todo el día contigo y con Nosotros — dice enfatizando el "Nosotros"

— Perdón — suspire y me di la vuelta para mirar el cielo a través de las hojas del árbol —  Pero quiero que esté más tiempo conmigo — susurro para mi mismo.

Verán, tal vez Hiroto me guste un poco o un mucho. Digo sus composiciones son hermosas cada vez que toco algo escrito por él siento que estamos más unidos, como si...

— ¡Lo tengo!— escuchó el grito de Hiroto a lo lejos y me levanto tan rápido que siento un mareo. Tiene en la mano unas partituras y se acerca con una gran sonrisa mirándome con alegría. Sus dedos y cara tenían manchas de tinta, cosa normal y algo que me parece le da un toque de ternura. Antes de que llegue con nosotros corro a él.

— Te hice esperar mucho Mido, perdóname — le tomó de la mano y lo llevo a la sala de música, por fortuna ese día nadie la había apartado así que éramos libres de usarla.

— Vamos, vamos — le dije sonriendo sentándome en el banquillo— ¿Con que empiezo?— él pasa sus brazos detrás de mi y coloca la partitura en el frente para que pueda leerla fácilmente. Al hacer eso, siento su calor y puedo inhalar su aroma a vainilla, tinta y papel. Una rara combinación pero hace que mi corazón salte y me sonroje un poco.

— Mira, la introducción es sol Sol mi fa sol— me explica. Poco a poco me iba explicando adentrándome en sus indicaciones y luego empecé a tocar.

Siempre que toco sus canciones siento como si un hilo dorado e invisible nos uniera. Hiroto siempre me ha dicho que yo puedo interpretar a la perfección su sentir cuando escribió la canción.

El hilo dorado desprende algunas imágenes, imágenes acogedoras de un salón de baile, Hiroto y yo estamos bailando en medio de la pista era una especie de vals en el que bailábamos muy juntos.

Una de las cualidades que mi hermana siempre resalta es que siempre juego con las notas, moviéndolas a mi gusto y creando una pintura hecha de todos los colores qué hay. Pero a las de Hiroto no quiero cambiarles nada, no quiero pintar nada porque estoy escribiendo una historia que quiero escribir. Una en la que soy el protagonista.

Pare de tocar.

— Salió bien para ser la primera vez que tocas esta — me dice Hiroto sonriendo.

— Gracias — sonrió y beso su mejilla haciéndolo sonrojar.

— ¿P-Porque fue eso?— pregunta nervioso mirando para otro lado.

— Jejeje, porque me gusta tu composición — dije sonriendo poniendo mis manos detrás de mi y buscando su mirada lo cual lo pone cada vez más nervioso — ¿Sabes qué? Todas tus canciones cuentan una historia... Al principio no lo entendía pero ahora si — me mira sorprendido — La historia de un Compositor pelirrojo enamorado de un Pianista infantil y alegre de pelo verde —

— ¿Ah si?— dice preocupado y sonrojado — Pensé que no lo notarías —

— Soy músico, es obvio que lo notaría...— sonrió y beso sus labios de manera dulce aunque corta — Tarde o temprano — le sonrió mostrando mis dientes y cerrando los ojos.

— Midorikawa— susurra. Antes de que yo pueda decirle que también estoy enamorado de él me besa. Un beso de verdad no un simple beso como el que yo le di.

Con cuidado nos separamos comprobando que los dos estábamos ahí. Sonreímos y decimos al mismo tiempo:

— Te quiero —

Hiroto no se hace esperar me toma por la cintura y me alza un poco dando vueltas mientras yo, sonrojado río a más no poder.

Cuando me baja me abraza fuertemente. Lo escuchó reír sobre mi hombro. Yo también reía.

— Sé mi novio — me susurro de manera tan dulce y cálida que era imposible negarse.

— Lo seré... Lo soy — sonrió. Mirándolo. Por el rabillo del ojo note una melena rosa escondiéndose, era Atsuya y probablemente Afuro. Luego les reclamaría por espiarnos pero por ahora disfrutaré de tocar el piano a solas con mi novio.

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¿Que les está pareciendo la historia? Espero que les guste.

Eres mi música favoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora