No me di cuenta de lo preciosos que son los ojos castaños hasta que me enamoré de unos. Dos lagunas discretas en la oscuridad, pero cuando el sol los atraviesa se vuelven una tormenta de miel, ámbar y chocolate, haciéndolos más dulces que el azúcar. Rayos dorados rodeando sus pupilas negras y aros oscuros en el iris que me hipnotiza. Y él inconsciente de las joyas que coronan su hermoso rostro.
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Laberintos por dentro
PoesíaSupongo que de algún modo debo encontrar la salida a estos laberintos que se dibujan en mi interior.