Condena

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Siento el timbre sonar.
¿Quién será?
Y ahí están ellos,
los hijos de puta de mis complejos.

Con sonrisa de asesina
y un rifle en la mano
los saludo mientras de un tiro los callo
riéndome de mi vida.

Los pienso matar uno a uno,
dejando su sangre correr en mi mano
con el arma de mi mente
y mi carcajada demente.

Que le jodan a mi pesimismo,
el caos desafiante no parece acabar
pero aquí sigo terca hasta el final.
Intentaré tener más optimismo.

Laberintos por dentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora