Oscuridad.
Es todo lo que pueden deslumbrar mis ojos. El dolor en mi cuerpo está matándome. Hace mucho tiempo no siento un dolor así, quizás sí, cuando era humana, pero no me llegan recuerdos al respecto. Escucho murmullos a mí alrededor, aunque no distingo que es lo que dicen. Poco a poco voy recuperando la vista, haciendo que algo de luz se filtre en mi vista.
Estoy algo mareada y por algún motivo mi cuerpo no tiene movimiento. Es como si estuviera en estado vegetal. Abro completamente los ojos, encontrándome a alguien delante de mí, sentado mirándome fijamente. En sus ojos se ve lo asustado que está, pero también distingo algo de confusión.
-¡Despertó!-anuncia sin despegar sus ojos de los míos. Su voz retumba en mis oídos. Me duele la cabeza. Y estoy mareada. No es nada lindo estar como estoy yo.
Con algo de fuerza trato de mover mis manos, pero un ruido de metal chocando contra algo se hace presente. Subo la mirada y encuentro cadenas amarradas a mis muñecas, trato de ponerme de pie pero el mismo ruido se hace presente haciendo que baje la mirada a mis pies, cadenas amarradas a mi tobillo. Qué bueno que son de plata y no de oro, la plata solo arde, el oro, es letal conmigo.
Una puerta se abre, haciendo que en la habitación pequeña en la que estoy amarrada, entre luz de afuera, segándome por unos segundos. De un momento a otro, aparecen siete vampiros en la pequeña habitación, volviéndola más pequeña. Genial. Uno de ellos se acerca a mí, es el mismo vampiro rubio que me estaba mirando en el bar. Se abaja para estar a mi altura, ya que estoy sentada en el piso.
-¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?—pregunta con expresión seria. Su voz suena firme, pero no me asusta para nada.
Suspiro algo irritada—Me llamo Venus... Estoy aquí porque encontré una casa con una gran oferta, sería difícil descartarla—respondo mirándolo a los ojos para que vea que no miento. Y no miento, de eso estoy segura.
Él solo se queda mirándome de una manera extraña. Su mirada recorriéndome, poniéndome algo nerviosa. Ni siquiera sé que es lo que está haciendo o que es lo que me harán. Solo espero que sean dulces.
El asiente, con una pequeña sonrisa apareciendo en sus labios. Sonrió de alivio, que bueno que me haya creído. De un momento a otro, una estaca de madera se clava en mi pierna derecha, haciendo que un grito desgarrador se escape de mi garganta. Pero que mierda... la mano del vampiro rubio está apretando aquella estaca en mi muslo, haciendo que me duela más y más.
-¿Quién eres? ¿Y qué haces aquí?—pregunta otra vez con la misma expresión en su rostro.
Aprieta más la estaca haciendo que grité nuevamente por el dolor inmenso que me provoca está en mi pierna. Es mi pierna favorita, porque le tiene que pasar esto a mi pierna favorita.
-Ya te dije quién soy y por qué estoy aquí, no te estoy mintiendo-digo haciendo una mueca de dolor seguido de un gemido por causa del dolor que me está recorriendo en toda la pierna. Mi muslo, se llena de mi propia sangre, haciendo que también se esparza en el suelo.
Se queda unos segundos mirándome, para ponerse de pie y acercarse a su grupo. Se quedan hablando unos segundos, trato de escuchar pero estoy débil y con una maldita estaca de hierro clavada en mi pierna. El dolor disminuye un poco, pero crece en cuanto intento moverme. Al parecer mientras más me muevo, más se adentra la estaca en mi muslo.
Los murmullos desaparecen haciendo que suba mi mirada a donde están ellos. Ya están callados, todos me miran. El vampiro rubio me analiza desde los pies a la cabeza.
-¡Llámalos!-autoriza este despegando su mirada de mí para ver de nuevo a sus amigos. Espera... acaso dijo ¿Llámalos?
¿Llamar? ¿Llamar a quién? No puedo creer que quieran entregarme.
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Corazón de Vampiro ©
Vampiros♡Corazón de Vampiro♡ Venus Khingdom. Una hermosa Vampiro de tres mil años, se ve obligada a escapar por simplemente ser un ómnibus, un tipo de vampiro indestructible y muy temido por los Puros, quienes son los primeros vampiros en nacer. Escapa a un...