(♡) Capítulo 15 |Cita & ¡SEXO!|

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El dolor de cabeza me está matando. Y no solo el dolor de cabeza, también el dolor de todo mi cuerpo, me siento demasiada pesada, además de que también tengo mucha hambre. Mis ojos se abren de forma pesada, la luz del día me da la bienvenida, al igual una brisa fría que choca con mi cara. Abro bien mis ojos. Miro a los lados, hasta que mis ojos se detienen en el sofá pegado a mi cama, el cual está ocupado por Alejandro, quien duerme plácidamente.

Sonrió inconscientemente al ver su cara dormilona. Los agujeros de su nariz se mueven con su respiración, su pecho firme sube de arriba para abajo tranquilamente, su nuca pegada al espaldar del sillón hacen ver su fuerte mandíbula. Es tan hermoso. ¿Cómo fue que me di cuenta de eso ahora? Quizás por qué me está gustando, y estoy delirando por lo bello que se ve dormido.

Dejo de mirarlo, pero aún mi sonrisa tanto sigue pegada en mi cara, trato de sentarme en la cama pero una punzada de dolor en mi estómago hace que un gemido algo ruidoso por causa del dolor salga de mi garganta. Alejandro despierta rápidamente para fijar sus ojos en mí.

No puedes moverte, se romperán los puntos...—dice mientras se pone de pie y con sus manos en mis hombros me empuja suave y lentamente hacia atrás, hasta que mi cabeza choca con la almohada—Buenos días—sonríe mirándome acostada delante de él, y también bastante vulnerable.

Una sonrisa se escapa de mis labios sin ser consciente de esta— ¡Buenos días!—digo sin dejar de mirarlo, pero siento como el rubor va subiendo por mis mejillas.

Una vampiresa sonrojada. Eso debe ser divertido. Y lo es. Ya que Alejandro se comienza a reír por mi reacción, yo también trato de hacerlo pero cuando lo intento, un punzante dolor invade mi estómago. Me quitó las sábanas para ver qué aún sigo con el vestido rojo vino que me puse, pero este está roto justo en mi abdomen, en donde tengo una línea enorme con un hilo apretando de ella.

La herida no se cerraba, tenía que hacerla sanar a lo natural mientras dormías—dice acariciando mi mejilla con sus nudillos.

Ese gesto se siente tan bien.

Es oro, se cerrará cuando me alimente—digo sin despegar mi mirada de la de él. Aún sigue acariciando mi mejilla. No quiero que pare.

Una sonrisa satisfecha sale de Alejandro, mientras que en su otra mano aparece una bolsa de sangre de hospital. Sé la quito con rapidez para destaparla y bebérmela toda en menos de diez segundos. No es suficiente, pero con esto me sanaré. Levanto la cabeza para ver cómo poco a poco se va cerrando la herida, hasta que queda totalmente sellada. Me arranco el hilo que aún sigue en mi piel.

¡Como nuevo!—dice sin dejar de mirar mi abdomen de forma provocativa. Se ve que está deseoso por probarme, pero no puedo pensar en eso, ahora no.

Sus hermosos ojos verdes suben para conectarse con los míos. Hay algo en sus ojos que no logro explicar, quizás tristeza o agonía. Es como si se estuviera torturando a sí mismo.

Subo mi mano para acariciar su mejilla, el cierra los ojos cuando comienzo a tocarlo— ¿Estás bien?—le pregunto sin dejar de acariciar su mejilla. Él asiente muchas veces. Sus ojos se abren a los pocos segundos, para conectarse con los míos nuevamente.

Son tan hermosos y brillantes.

¿Quieres hacer algo más tarde?—dice algo nervioso—Digo... No sé...—se aclara la garganta algo nervioso—Si no quieres está bien, lo aceptaré...—pongo mi dedo índice en sus labios, haciendo que se detuviera de hablar.

Sé ve tan hermoso cuando está nervioso, comienza a balbucear, y no es que me gusten los hombres que balbuceen es solo, que Alejandro se ve tierno y adorable. Nunca pensé ver a este hombre, tan autoritario y mandón, estar nervioso.

Corazón de Vampiro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora