(♡) Capítulo 10 |Preguntas y ¡Comida!|

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Amabilidad.

Es todo lo que veo en este lugar. El director fue demasiado amable, al igual que la secretaria, la cual nunca me regaló una sonrisa forzada. Al parecer hoy es un gran día para ellos, ya que no se ven para nada tristes o deprimidos, como los profesores de las películas. ¡Esos son malos profesores! No he visto a Henry aún, pensaba que trabajaba aquí, pero cuando pregunté solo me dijeron que es solo un socio mayoritario de la escuela. Al parecer es él quien ha arreglado la escuela poniéndole un gimnasio, biblioteca, campo de fútbol y una cafetería mejor de la que tenía antes.

¡El señor Klyron es un ángel! es lo que dijo la secretaria finalizando la conversación.

Por favor, entre señorita Khigdom—la voz de la profesora de arte gráfico hace que entre al salón, encontrándome con la mirada de muchos alumnos.

¡Los muchachos están aquí! Qué bueno, ahora no me siento tan nerviosa. Me acerco a los muchachos, con las miradas de muchos humanos en mí, por eso nunca le hago cara al público.

Hola—digo mientras me acerco. Axel me guiña un ojo. La profesora me hace una seña para que me siente en unas de las mesas disponibles.

Y solo hay una. Al lado de Alejandro. Genial. Debería tener tanta mala suerte hoy. A regañadientes me siento al lado de él, quien está muy sonriente al verme con mi mal humor.

Lindo humor el tuyo—susurra este cerca de mi oído, haciendo que lo separé de mi rápidamente. Se acercó demasiado. Y no es que no me agrade. Es solo que lo odio por su arrogancia y su creer que lo tiene todo bajo control, y eso me hace perder el control.

Cierra la boca, si no quieres que te lo demuestre de otra forma—dije ya irritada sin verlo a los ojos. Solo me concentro en lo que la profesora está escribiendo en una, creo que le dicen pizarra.

Investigue mucho sobre las escuelas.

¿Que clases de cosas me demostrarás?—murmura Alejandro de una forma provocadora cerca de mi oído.

Y lo empujó. Lo empujó tan fuerte que se cae de la silla. Debí hacer que se coma la pared, pero no quiero problemas. Alejandro al caerse llama un poco la atención y un par de risas por parte de sus hermanos.

¿Le pasa algo señor Klyron?—le pregunta la profesora un poco preocupada.

La mirada de Alejandro aún está en mí, puedo sentirla, pero no lo miro, solo estoy pendiente en las cosas que no entiendo que están escritas en la pizarra y con una sonrisa triunfadora pintada en mi rostro.

Nada, estoy bien—contesta de forma fría sin despegar sus filosos ojos de mi perfil.

No hago nada, ni digo nada. Solo quiero entender lo que dice en esta pizarra. Me quedare atrás si no entiendo esto rápido. Levanto la mano, como lo hacen en las películas, llamando la atención de la profesora.

¿Si?—menciona amable mientras espera lo que diré.

¿Que es el arte feminista?—pregunto levantando las dos cejas.

Risas por parte de los estudiantes hace que mire a mí alrededor. ¿Pregunte algo malo? La profesora sonríe un poco antes de contestar.

Déjame explicarte—a los pocos minutos ella me explico lo que era.

Es solo un movimiento que crearon el mismo grupo de mujeres sobre el feminismo en los setenta, pero este es sobre el arte. No estoy en contra del feminismo, pero eso me parece estúpido.

A las dos horas de aburridas clases, un timbre suena haciendo que todos los que estaban en el aula salieran de esta para dirigirse a una parte que yo desconozco.

¿Vienes con nosotros?—Garrett entra al salón con sus hermanos detrás.

¿A dónde se fueron todos?—pregunto confundida.

Se fueron a almorzar, obvio—dice Alex, arrogante y de manera burlona mirándome como si fuera un ser de otro planeta.

Perdón por no saberlo, nunca he venido a este tipo de institución juvenil—dije sintiéndome fuera de lugar en esta escuela que solo está llena de jóvenes.

Alejandro cachetea la parte de atrás de Álex, haciendo que sonría por su gesto amistoso, el cual, me parece extraño, pero amistoso.

Sí que pegas duro, casi se me va la cabeza—se queja Alex sobándose la parte de atrás de su cabeza.

Me pongo de pie para seguirlos, pero no dicen nada, solo se quedan parados mirándome como si fuera de otro planeta.

Los sigo a almorzar—todos asienten como si no hubieran entendió al principio. Nos vamos a almorzar.

Al llegar, la cafetería se quedó en total silencio, todos se me quedaron viendo como una extraña. Deberían de dejar de ver a los demás de esa manera, sí que asustan. Llegamos a unas de las mesas del fondo, algunos dejaron de mirarme, pero otros no, quienes me miraban de reojo.

Las personas son extrañas, me miran como si fuera exótica—digo mirando a los pocos que no despegaban sus ojos de mí.

Pero, si eres exótica—dice Aiden, haciendo que está vez, sea Axel quien le cacheteara la cabeza.

Se queja por lo duro que fue y por lo fuerte que sonó el golpe. Me río al verlo de esa manera.

Ya te dije, estás con nosotros, eso te vuelve celebridad—el pánico que me entró al escuchar a Axel decir celebridad, me dejó sin aire.

¿Celebridad? No puedo ser celebridad, acaso no ven que me estoy escondiendo de los seres más poderosos del mundo—susurro encogiéndome en mi asiento. Estoy sentada en medio de Alejandro y Garrett, los cuales me miran divertidos.

Solo es una broma. Es todo. —una sonrisa nerviosa aparece en mi rostro, dejando en claro que me siento tranquila. O eso es lo que quiero que ellos crean, porque en realidad, siempre estoy intranquila.

Ten...—Alejandro pone delante de mí una bandeja con mucha comida que se ve deliciosa—Escuche que la comida te gusta más que a nada y creo que será la cura de tu mal humor—termina diciendo. Aunque antes de que terminara de hablar ya había comenzado a comer.

Una hamburguesa, un pedazo de pizza, un jugo de manzana, dos chocolates, un pudin, una gelatina de limón y una leche de cartón pequeña. A los seis minutos termino de comer todo lo que él me puso en la bandeja.

¿No hay más?—pregunto mirando el rostro sorprendido y bastante divertido de Alejandro, una sonrisa aparece al verme aún hambrienta.

Comes más que un dinosaurio—dice burlón moviendo la bandeja vacía a otro lado.

¿Significa que no hay más comida?—pregunto esperanzada a que diga que si hay más, pero solo niega con la cabeza.

Triste por falta de comida, busco mi pequeño tesoro en mi bolso, doy un par de tragos. Axel me quita mi bebé de las manos.

¿Qué es esto?—pregunta mientras lo destapa para olerlo.

Nada que te importe...—Alex se lo quito para olerlo—Dámelo ya...—Aiden se lo quito, y una mueca aparece en su rostro—Ya dénmela, es mía—la mini botella de plata recorrió toda la mesa hasta que terminó en manos de Alejandro.

¿Porque tienes sangre con licor aquí dentro?—pregunta Alejandro aun oliendo su interior.

Le arrebató la mini botella de las manos algo molesta.

¡Que les importa!—sin más que decir, me separó de ellos para irme de esa cafetería.

¿Porque siempre alguien quiere saber por qué tengo o hago algo? Ya estoy harta de esto.

Me gusta más vivir en las sombras.

Corazón de Vampiro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora