- Mira lo que traje Luisa. Voy a decorar mi mesa con estos muñequitos que Laila hizo en la escuela ¡Le quedaron hermosos!
- ¡Daniela ahí estás! te estaba buscando mujer ¿Tienes ya el informe?
- Lo mandé a imprimir, voy a verlo y en cinco te lo entrego ¿Sí Marcela?
- ¡Por favor! Estoy retrasada con el balance...
- Luisa ayúdame con las cotizaciones. - Asiento levemente sin siquiera mirarlas.
Y es que no puedo. No puedo hacer otra cosa que no sea mirar con horror el calendario colgado en la pared de la salita. Encerrado en un sobresaliente círculo rojo, se encuentra la fecha: Primero de octubre.
El escalofrío que recorre mi espalda es el mismo que ha estado fastidiándome durante la última semana. Al principio creí que se trataba de un mal presentimiento o que estaba a poco de pescar una gripe, incluso llegué a pensar que los nervios se debían a la reunión mensual con el dueño de la empresa y razón por la cual, ahora todos corrían de un lado para otro. Pero mi malestar no se debía a ninguna de esas opciones y descubrí la causa cuando, hoy en la mañana al salir a tomar el bus, me encontré con calcomanías de calabazas y brujas en los escaparates de las tiendas.
Octubre había llegado y trajo consigo los recuerdos de mi secuestro.
Ninguna de las dos psicólogas que llevaron mi caso me advirtieron de la inquietud que actualmente siento con respecto a octubre. Ninguna de ellas me dijo que quedaría con una especie de antipatía a este mes del año...
"Puede que... esta intranquilidad sólo sea porque ha pasado ya un año desde aquello" Me digo "El próximo año seré la misma de siempre, estaré bien, podré incluso disfrazarme de Mafalda".
Sonrío al imaginarme como la caricatura.
Bebo lo que queda de mi café y salgo de la salita en dirección a mi escritorio. Carlos y Steven están inclinado en el computador, con sus caras serias y ceños fruncidos; ellos son los encargados de preparar la presentación digital que se le dará al dueño, mientras tanto Tasha está frente a la copiadora preparando las carpetas que se le darán a los accionistas y Daniela está con ella, al parecer discuten.
Todos están tensos por la reunión y aquello se nota. Es raro que Don Ramón no haya salido de su oficina a hacer vida social ni con las secretarias ni conmigo, Carlos no ha propuesto una salida a beber como hace todos los viernes y Tasha... Hoy ha pasado toda la mañana trabajando, lo cual es extraño en verdad.
Con los documentos en mano, camino hacia la copiadora y entrego los papeles de las cotizaciones a Daniela sin decir nada. Antes de que pueda irme, ella me detiene.
- Vamos a comer algo luego de la reunión ¿Quieres?
Ahg... Se me escapa una mueca. No estoy de humor para salidas.
- No tengo muchas ganas de salir – La cara de Daniela se entristece, haciéndome sentir una pésima amiga –. No me siento bien... Creo que me va a dar la gripe.
- Mi hija Laila está igual – Se encoge de hombros, retomando su habitual sonrisa -. Bueno, otro día será.
Le sonrío de vuelta.
Una de las ventajas de ser la recién llegada a la empresa es que no me obligan a participar de la reunión y puedo salir antes. No me demoro mucho en tomar mis cosas, desearles suerte a mis compañeros y tomar el ascensor hacia mi liberación. Ya que tenía la tarde libre lo aprovecharía para pagar las cuentas y hacer algo de mercado.
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Entre tú & yo
Teen FictionLuego de sobrevivir a un secuestro y a la revelación de una cruda verdad, Luisa continuará con su ordinaria vida acompañada de su inseparable amiga Kitana, de su fiel amigo Jason y de su novio Max aunque éste se encuentre lejos, muy lejos de ella. ...