one shots Daryl Dixon

[PEDIDO] nº2

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Sus escandalosas carcajadas resuenan por todas y cada una de las estúpidas paredes de esta condenada iglesia, desde que llegamos a este nuevo refugio no se separan ni un segundo, Annie. Mi Annie, ya no me presta la atención de antes de que llegara esa zanahoria con bigote gigante.

Por lo que se, desde que nos separamos en la caída de la prisión ella, junto a Glenn formo un grupo con los cuatro nuevos, Tara, Rosita, el científico que jura tener la cura con la que nos salvara el trasero a todos, y como no, el super sargento Abraham el bromista del apocalipsis, es increíble la forma en la que hace que ella se ría, se escucha de punta a punta del bosque, he de admitir que más de una vez he querido ir personalmente al hombre para preguntarle como consigue arrebatarle esas risas a la mujer, pero como no se separan más que para dormir, y por que Rosita exige tiempo con el pelirrojo a solas, pues no puedo.

Pero todo esto cambiara pronto, lo tengo todo planeado, mañana a estas ni se acordará de quien es Abraham. 

Me siento un momento en la baranda de las escaleras de la iglesia mirando fijamente ambas espaldas frente a mi, la ancha y musculosa espalda de Abraham subía y bajaba al compás de las escandalosas risas que salían de lo más profundo de su diversión. Me pregunto si esto es alguna señal del destino para darme una advertencia sobre nuestra relación, creía que Annie y yo estábamos, ¿bien? Es decir antes de su nuevo amigo no eramos lo que se nos llamaba una pareja romántica, pero tampoco eramos unos amargados como pensé que seriamos al principio del noviazgo, claro que amargado por mi parte, ella era otro caso, y lo sigue siendo, y por eso me aterra la idea de que se la pase tanto tiempo con otro que no sea yo. 

- Oye Daryl. ¿Estas ocupado? Necesito ayuda para traer unos tablones de madera. ¿Te importaría traerlos?- No se en que momento, Maggie se acerco por mi espalda posicionándose en un lado mirando en la misma dirección que yo.

- No, ahora te las llevo, no te preocupes más por ellas.

Me incorporo en mi lugar, pero no me muevo. El pelirrojo se encontraba con un brazo rodeando el cuello de mi chica mientras ella se tronchaba moviéndose como un gusano en su lado para salir de su dominio. Aún así se notaban las pocas ganas que tenía de librarse, si así fuera ya estaría lejos de él, y yo no me encontraría aquí muerto del asco.  

- Parece que se han hecho muy amigos. Glenn me contó que cuando despertó en el camión militar, Annie estaba que mordía por culpa de Abraham, y él tenía un buen golpe en la mejilla provocado por ella. Me alegro que hayan resuelto sus diferencias al final. Estaré dentro desmontando los bancos, gracias Daryl por tu ayuda.

- No es nada. 

Guíe mi atención a un buen montón de tablas amontonadas junto la entrada del bosque. Y fue ahí junto la dulce y ya repetida risa de Annie que, se me ocurrió la idea definitiva para proclamar la atención de mi chica.        

(Annie)

- ¡No te creo!- Digo entre risas. Las anécdotas pasadas del pelirrojo eran dignas de escribir para la posterioridad. Hace ya algo más de una semana que nos conocimos, y aunque nuestro primer encuentro no fue de mágico cuento de hadas, conseguimos solucionar aquel pequeño problema que tuvimos en aquel momento, es más lo encontré por lo que ya no había motivo para morder al sargento cuando me dijera que ya no volvería a ver más a mi Daryl.