El que quiere tener poder sobre los demás es aquel que no ha logrado tener poder sobre sí mismo.
Y en el afán de la perfección y el orden, siempre vendrán errores. Pero la conversación con Alain le había sido útil de alguna manera, pues pudo notar enserio lo débil y vulnerable que podía llegar a ser el Sistema con tan solo un par de ciudadanos para nada tontos como los demás.
Algo estaba haciendo mal, pero no lo sabía con exactitud.
"Cuando la vida te brinde una oportunidad, no importa como sea o cual sea, tómala con uñas y dientes"
La frase que pudo sacar en un último aliento de su padre, le vino a la mente, pero seguía sin encontrarle el verdadero sentido a ella.
La luz del sol artificial caía sobre Danville, entrando también en pequeños haces entre las cortinas pesadas y oscuras que cubrían la habitación de David. Necesitaba pensar. Posiciono su mirada entre uno de los espacios de la cortina dando vista a una de las calles de la ciudad: los habitantes paseaban con sus cascos de protección que el mismo se había encargado de que los usaran si lo que querían era salir de sus casas para protegerse.
Justo como se lo había reclamado Alain, está ocultando mucha información a pesar de que lo mejor sería darla a la luz.
¿Lo era?
Lo más probable es que ocasionara un caos total ya que sentía que en momento de revelarla, la propia ciudad de Danville, la que tanto se han esforzado por mantener, se vendría abajo junto el Sistema. Entonces ¿Qué sería de los demás?
Dirigiéndose de nuevo al sillón de su habitación con las palmas juntadas sobre sus labios fruncidos, pensando, tomo la taza de té entre las mismas y se dispuso a ver la pared frente a él.
La voz de Rufus interrumpió antes de que pudiera siquiera comenzar a pensar.
-Señor, tiene mensajes urgentes de parte de los Guardianes. Me mandan a decirle, pues al parecer no están entrando a su computador.- dijo aquel oficial agitado por lo que pudo haber sido un buen maratón corriendo.
-Yo lo arreglo Rufus, retírate.-El oficial agachando su cabeza obedeció, cerrando la puerta detrás de él. Entonces David ajustó la cintilla de su bata y pasando una mano por su cabello alborotado, entro a su computador. – ¡OH, VAMOS!- Gritó golpeando con su palma la pantalla holográmica pues no respondía a ninguna orden que este le dictara.-Funciona, Computadora de mierda.
-Cuida tu lenguaje, David.-La voz robótica femenina de la computadora sobresaltó al gobernante.
-Necesito que me muestres los mensajes del grupo de Guardianes del proyecto 116.-Ordenó.
Mientras Computadora rebuscaba entre sus datos, David golpeaba su pie derecho impaciente contra el suelo, ¿Por qué ahora todo empezaba a ir mal?- Creo que no he encontrado resultados a tu pedido, David.
-¡Has lo que te digo, Computadora!
-No hay resultados, David.- La voz robótica de Computadora era tranquila comparada con la del gobernador, quien de la desesperación puso sus brazos sobre su escritorio agachando la cabeza. Derrotado.- Espera.
David levanto la mirada casi esperanzado. El reflejo de los bits era perfectamente apreciado en sus ojos verdes, quien cualquiera que creyera que los ojos son la ventana del alma, pensaría entonces que David era una máquina.
Aunque ahora que lo pienso, no suena ridícula esa posibilidad.
-¿Qué? ¿Qué sucede?
-Ten...go pro...blemas.-La voz sonaba entrecortada. Y cuando ya parecía volver a su normalidad, hablo de nuevo:- No puedo acceder a muchas de las partes. Algo me está bloqueando.
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Outside Next Door ©
General FictionDespués de una Apocalipsis que ha azotado al Planeta Tierra, esta ha dejado de mantener la vida en ella casi por completo. Pero una persona es capaz de crear un sistema con el propósito de adoptar un nuevo estilo de vida para los sobrevivientes. El...