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Quería que fuera un sueño.

Pero para su mala suerte, estaba pisando firmemente el suelo de la cruda realidad.

Solo. Encerrado. De contrabando.

Sin Laura.

Llevaba observando la pantalla los siguientes 10 minutos que parecía no importarle si alguien lo descubría.
No se había atrevido a abrirlo, le llenaba de miedo la conciencia por lo que podría encontrar ahí. Se sentía en una clase de dejavú; él ya había pasado por eso antes.

Pero ahí estaba de nuevo. Arriesgándose una vez más. Pero una vida sin riesgos ¿Qué es entonces?

No se decidía en abrir el documento solo o esperar a que llegara su amiga.

—Laura.—Susurró en el comunicador que había dentro de sus cascos.

No hubo respuesta por unos interminables segundos.

—Alain.—Dijo en voz muy baja.—No tienes idea de lo que he visto.

—Dímelo a mi.—Rodó los ojos aunque ella no pudiera verlo.—He encontrado información pero no se si sea la adecuada, necesito que estes aquí.

—¿Qué? No, no. Quédate ahí y yo me quedaré aquí. Se que puedo obtener mucho de esta clase de conferencia.

¿Conferencia? ¿Eso existía?

—¿De qué estas hablando?

—Una larga historia. Solo que David está dando una conferencia virtual. Alain, la gente está desesperada por los problemas que ha causado el Sistema y están buscando una explicación de parte del gobernador.

—Tiene sentido para mi. ¿Pero por qué una conferencia?—Preguntaba algo aturdido, jamás se le habría cruzado por la cabeza la idea de una conferencia virtual con los ciudadanos.

—Después te explico. Ahora aprovecha que está ocupado con esto y obtén lo más que puedas de información y escápate. Los Guardianes están en otros asuntos así que no tienes que preocuparte de ello. Te alcanzaré después. Nos estaremos comunicando.—Y cortó.

Tomó una larga respiración y cerró sus ojos meditando unos momentos, entonces recordó que no tenía todo el tiempo del mundo y se dispuso a seguir con lo suyo.
Presionó el nombre en la frágil pantalla y su actividad fue interrumpida por el sonido que escuchaba detrás de él.

Forcejeo.

Estaban forcejeando la entrada.
Aunque el lugar tuviera seguridad, podría ser atrapado en cualquier momento... y él lo sabía.

De inmediato colocó el archivo frente a sus ojos en el pequeño dispositivo que sacó de su Zipzter.

10%...

¡Abran la puerta!—. Una voz demandante se escuchaba justo detrás de ella. Alain sacó el arma de su cintura posicionándola en su mano derecha.

40%...

Corrió sigilosamente a un lado de los estantes, esperando impacientemente a que la carga se completara.

La puerta forcejaba aún más.

60%...

El eco de la puerta cayendo se propagó por la habitación, dándole la señal a Alain de que estaban dentro.

Sin saber con exactitud cuántos, los pasos sonaban entre el silencio escrupuloso que se adueñaba del ambiente. Varios pares de botas caminando despacio y láseres apuntando a varias direcciones.

Outside Next Door ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora