Capítulo 6 "La maldad de los espectros"

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Esa noche, Silvia le regaló una pequeña sonrisa y le agradeció por el paquete de maní antes de encerrarse en su habitación después de la cena. Ella tiene una voz frágil, todavía aguda e infantil, pero a Camille le agradó escucharla.

Tenía una nueva determinación en su vida.

Su prima le preocupaba en sobremanera, bajo ningún concepto permitiría que una pesadilla se acercara a Silvia. Solo ella sabía cuánto dolor aún guardaba por la muerte de sus padres pero si aquellas criaturas estaban empeorando el asunto, Camille debía intervenir.

A la hora de dormir no se molestó en despedirse, simplemente se dirigió a su habitación y cerró la puerta. Rize la miraba desde un rincón, había permanecido un tanto callado y ausente desde la tarde, seguramente reprochándola por ofrecerle un favor a Rave puesto que había estado en completo desacuerdo. Camille había optado por ignorarle, no tenía razones para tratar con su disgusto, ya tenía suficientes cosas en que pensar por sí misma, sin embargo, necesitaba preguntarle algo, así que se tragó su dignidad y rompió el silencio incómodo que se había establecido entre ellos.

— ¿La conexión con el mundo onírico se dará cada vez que duerma?

Rize entrecerró los ojos en su dirección y luego saltó a la ventana, sentándose con gracia en el alféizar.

Sí, siempre y cuando lleves contigo el Zafiro, es el nexo entre ambos mundos, es necesario para que tu alma sea capaz de desprenderse.

La joven asintió y se acostó en su cama, sin cubrirse con la mantas; ella imaginaba que sería como la noche anterior, de un momento a otro sentiría un vértigo abrumador, como si hubiera sido lanzada al vacío y cayera con fuerza, a una enorme velocidad, con el viento aturdiéndola y rozando su cuerpo mientras la gravedad la atraía hacia un suelo cada vez más cercano.

Se le formó un nudo en el estómago e intentó concentrarse para estar preparada mentalmente para esa angustiosa sensación, no obstante, esa noche fue diferente gracias a que Camille comenzó a pensar en el mundo onírico. En lo mágico que lucía todo, incluso ella misma, en el resplandor que emitían Rave y Rize, en las marcas enrevesadas que cobraron vida en los brazos de Zed cuando atacó a la pesadilla, en sus movimientos ágiles y en la hoz que cargaba...

Julie abrió los ojos y sonrió cuando vio que afuera de su ventana, en el firmamento, abundaban un millar de tonalidades que surcaban el cielo con estelas resplandecientes. Sobre el escritorio estaba depositada la espada que Rize le había dado, nunca en su vida había empuñado una espada, ni siquiera podía manipular un cuchillo a la hora de cocinar... Aun no podía verse a sí misma lanzándose sin temor contra una pesadilla, menos aún matándola, pero es una labor que está dispuesta a aprender.

Ella se levantó de la cama y logró percatarse de que su cuerpo se sentía más ligero, como si hubiera perdido peso repentinamente y a pesar de que su piel era suficientemente pálida en el mundo real, ahí lo era aún más. Por otro lado, era increíble como sus ojos se enfocan a la perfección en cada detalle, sin pasar nada por alto, ahí no tendría que llevar sus gafas, lo cual la incomodaba y le alegraba por igual, puesto que se sentía un tanto extraña sin sus lentes pero ¡Podía ver bien, más que bien!

Volvió a mirarse a sí misma en el espejo del baño, sin lugar a dudas no le vendría nada mal lucir así en el mundo real, incluso parecía un par de centímetros más alta y su cabello oscuro parecía tener unas tonalidades azuladas dependiendo de cómo lo mirase.

— Me alegra saber que tu aspecto no te disgusta, pero ¡Tenemos cosas más importantes que hacer! — manifestó Rize desde la puerta, el resplandor blanco que emitía era mucho más fuerte que el día anterior.

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