Capítulo 3 "El mundo Onírico"

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Zed se aclaró la garganta

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Zed se aclaró la garganta.

— ¿Por qué fui elegida? — aquella era la pregunta que a Camille más le intrigaba.

— Se dice que hay personas con más sensibilidad que otras para vincularse a este mundo, a ellos, las casualidades los llevan a encontrar alguna piedra preciosa que permita el enlace. Aunque, ni no eres el indicado, no servirá de nada. — explicó Zed, mirando el lugar en el brazo donde hace un par minutos había una herida — Los portadores rumoran que puede hallarse gracias al azar o que algún viejo portador la dejó en manos de alguien que pudiera cumplir con esa labor, nadie está seguro al respecto.

— ¿Cuántos portadores hay?

— No lo sé, conozco algunos, este mundo es un poco más grande que el mundo terrenal, es casi una copia idéntica... Los portadores solo tenemos acceso a él durante la noche y para cuando llega el amanecer, podemos seguir con nuestras vidas con normalidad. Hay portadores en todas partes del mundo.

— Eso quiere decir que tú también vives en esta ciudad.

— No necesariamente, pero sí, vivo aquí — concedió él — Por cierto, nunca solemos decir nuestro nombre real y son muy pocos quiénes se conocen fuera del mundo onírico, sobretodo porque este lugar altera ligeramente nuestra apariencia física.

— ¿En serio? — Camille se tocó el rostro ¿Entonces cómo lucía ella en ese momento? No es que hubiera tenido oportunidad de mirarse al espejo antes de que Zed se lanzará con ella en brazos por la ventana. Y además, se percató de que no se había presentado correctamente desde que llegó, había estado demasiado ocupada asimilando todo como para decir su nombre.

— No es tan diferente, no te alterará mucho... Pero si es como ver una mejor versión de ti mismo.

— ¡Ja, Zed no podía creerlo la primera vez que vio su reflejo! — se jactó el cuervo, soltanto un par de risillas.

— Entonces, ¿Cuál es tu nombre? — preguntó el zorro, quien estaba sentado en sus cuartos traseros a su lado.

Camille lo pensó durante un instante.

— Julie.

Sí, aquel nombre siempre le había gustado, era femenino y sencillo. Y a la joven le parecía que encajaba a la perfección con ella, el saber que ahí nadie tenía que conocer a su yo real la reconfortó. Fue algo inesperado, ni siquiera comprendía porque eso la tranquilizaba... Bueno, después todo, todavía no creía nada de lo que estaba viendo.

— Julie, ahora tú puedes otorgarme un nombre, soy tu guardián — musitó el zorro —Y puedo entregarte un arma que te ayudará a la hora de asesinar pesadillas.

— ¡Es cierto! — exclamó Zed chasqueando los dedos, como si acabase de recordar algo — Los guardianes son un reflejo del alma del portador, los dones y poderes que poseen son únicos, y un guardián puede disponer elementos a su portador... Como mi guadaña.

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