Una hoz se interpuso en la visión de Julie, el arma se deslizó en el estrecho espacio entre ella y el espectro, logró adentrarse en la brumosa consistencia de la criatura y le hizo soltar un chillido agudo que lastimó los oídos de la joven, tanto que tuvo que taparse las orejas con las manos mientras caía de espaldas perdiendo el equilibrio.
De un segundo a otro, pasó de estar en peligro a estar frente a un espectro que retrocedía y miraba su herida abierta, o eso creía Julie dado que no tenía ojos pero estaba inclinando la cabeza ¿Podría ser que los espectros tienen otra forma de ver el mundo?
Ella alzó la mirada, sus ojos siguieron un rastro desde la mano que sostenía la guadaña, pasando por un brazo lleno de enrevesados trazos violetas hasta el rostro de Zed, quien le guiñó un ojo.
— Aquel fue un acto de valentía con una pizca de estupidez — comentó él sonriendo cuando el espectro se apartó a una buena distancia — Podrás agradecerme luego, por ahora, intenta pasar desapercibida.
Zed balanceó la guadaña, sus ojos estaba analizando todo ante sí: Miranda se encontraba del otro lado, le faltaba el aliento y parecía mucho más alterada de lo usual, aunque era de esperarse considerando que era la segunda vez que la chica veía un espectro en su vida... Zed no era tan suertudo, a pesar de conocer el mundo onírico durante mucho menos tiempo que Miranda, él se había enfrentado a más espectros, aunque nunca solo.
El resultado más seguro cuando un portador intenta enfrentar sin ayuda a un espectro es la muerte, tanto de el portador, como de su guardián y el espectro se haría más fuerte.
Menos mal, Zed había ido en busca de Rose para presentarle a Julie en cuanto llegó, lo que no esperaba era encontrar a Miranda y a Julie juntas, mucho menos en un embrollo tan grande... Seguramente el espectro las había tomado por sorpresa, los primeros días de Julie como portadora están siendo más que caóticos.
Un cuchillo voló junto a la cabeza del joven y se incrustó en uno de los brazos del espectro, seguido velozmente por otros tres. Zed miró a sus espaldas y vio a Rose caminando con determinación, sosteniendo su hacha en una mano y un par de cuchillo más en la otra. A decir verdad, ella lo intimidaba y jamás intentaría llevarle la contraria.
Zed le sonrió y Rose le devolvió la sonrisa antes de lanzarse contra el espectro sin titubeo alguno. El joven le ofreció una mano a Julie para ayudarla a levantarse, notó que la joven tenía unas cuentas heridas pero nada que no se fuera a curar en un par de minutos, así que inclinó la cabeza hacia el otro lado de la calle indicando que se dirigiera en esa dirección antes de correr hacia el espectro para apoyar a Rose.
Julie hizo lo que el joven le indicó, en el camino recogió su inútil espada y se quedó parada junto a un poste de luz, sus ojos seguían cada movimiento que hacían los portadores luchando contra el espectro. La joven que no conocía parecía estar disfrutando cada segundo mientras manipulaba su hacha con destreza, arrancando varios trozos del cuerpo del espectro y moviéndose con ligereza, como si de un baile se tratase.
Zed no se quedó atrás, ambos parecían estar dando lo mejor de sí, pero no era suficiente, el espectro esquivaba sus golpes y gruñía sin cesar, logró golpear a Zed en la pierna y a la joven la desarmó de una manotada, tal cual como le había sucedido a Julie... No obstante, ella no se quedó pasmada, sacó un cuchillo de entre sus prendas y se lanzó de frente, extremadamente rápido, hacia el abdomen del espectro, esquivando por poco sus garras logró abrir un enorme corte desde el pecho hasta la parte baja del vientre, profundizando la heridia que Zed había hecho antes.
Unas marcas se iluminaron en la piel de la joven, eran amarillas y resplandecían al igual que las de Zed, como dos bandas delgadas alrededor de sus muñecas. El espectro chilló, de sus heridas surgía un vapor agrio y gracias al último golpe que atinó la joven este cayó hacia atrás, revolviéndose mientras que su piel se deshacía como si se quemara hasta que, al cabo de un momento, se quedó en silencio y su cuerpo se convirtió en humo por completo, sus últimos rastros desaparecieron.
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Ilusión
FantasyLa primera vez que lo vi pensé que me mataría: usaba prendas negras, cargaba una afilada hoz y un cuervo le hacía compañía; al despertarme en medio de la noche, lo único que logré pensar es que la muerte había llegado por mi alma. Y luego, escuché...