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Después de unos días de recolectar comida y entrenar con sus demoniks, la aldea estaba descansado, mientras que los hermanos Lightwood y Jace, se preparaban para irse.

Era momento de emprender el viaje hacia donde se encontraran los Morgenstern.

Los seis chicos se habían hecho muy buenos con las armas, combates cuerpo a cuerpo, rastreo y hasta el distanciamiento o herida con su demonik.

Izzy había tenido una gran conexión con Clary, por lo tanto, juntas eran muy fuertes, Jace... Bueno, el rubio seguía trabajando en su unión con Simon, pero eran muy buenos individualmente.

Sobre todo, Alec y Magnus, se habían vuelto tan unidos y tan fuertes, que podían estar separados sin problema, peleaban individualmente cuando era necesario pero estando juntos eran más severos.

No habían hablado mucho del beso y la cercanía que habían tenido en el bosque, pero sabían que algo muy fuerte seguía creciendo dentro de sus corazones.

– Espero que les vaya bien chicos, ésta aldea los recibirá siempre con los brazos abiertos. – Dijo Luke con una sonrisa.

– Gracias por todo Luke, nos has dado un segundo hogar, verás que todo lo que nos enseñaste lo aplicaremos de buena forma. – Sentenció Jace dándole un apretón de manos.

– Sé que lo harán; oh, por cierto, un par de chicos quieren ir con ustedes.

En cuanto lo dijo, un hombre y una mujer salieron de entre los árboles, junto con sus demoniks.

– Mi nombre es Emma. – Dijo alegremente la chica, sobando tiernamente la cabecita de una ardilla que se posaba en su hombro. – Ella es Tessa, no se confíen de su tamaño, es muy tremenda.

– Yo soy Kieran, y él es Mark. – Dijo el hombre, señalando después a un gran lobo gris a su lado.

Se veían bastante recios y mucho más maduros.

– ¿Y por qué quieren acompañarnos? Digo, entre más ayuda mejor, pero no sabemos si volveremos. – Dijo Alec seriamente.

– No habíamos tenido la valentía de enfrentar Valentine, pero ustedes nos han motivado. – Contestó Emma.

– Y podríamos seguir entrenándolos en el camino... He leído que un dragón no es tan fácil de coordinar. – Dijo el otro.

Magnus, convertido en felino, volteó a ver a su compañero, sabiendo que sería buena idea que los ayudaran; ya que, no tenían mucha experiencia con el poder del dragón.

Aunque estaba claro que coordinaban muy bien.

– De acuerdo, es hora de irnos, será un largo camino. – Aseguró Izzy un tanto abrumada.

Seguirían el rastro de los hombres de Valentine, no sería difícil de encontrar; sin embargo, sería tardado porque ya estaban a días de distancia de donde se encontraban.

Los cinco humanos junto con sus compañeros, se despidieron amablemente, tratando de prometer que regresarían todos para una cena 'familiar'.

Debían de regresar sanos y completos.

Mientras salieron del bosque frondoso que habían entrado como unos niños inexpertos hacía meses, Alec vio a lo lejos lo que había sido su pueblo, en el cual había crecido y vivido toda su vida. Muchas partes se veían quemadas aún pero la gente empezaba a reconstruir sus casas.

Alec quería darles la seguridad de que Valentine no volvería a atacarlos y perder a sus seres queridos, él se esforzaría para que nada malo volviera a ocurrir.

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