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Los chicos estaban agotados, por lo que habían decidido quedarse en una casa donde rentaban cuartos. La aldea les había otorgado lo suficiente para quedarse al menos una noche, dejando al hombre que habían capturado, encerrado y vigilado, para entrevistarlo al día siguiente.

Querían quedarse más días para ayudar, pero consideraron que era más importante detener a Valentine, y ya después ayudar a todas las aldeas que hubieran sido dañadas.

– Entonces... Magnus y tú, eh. – Se acercó Jace hasta su amigo con una sonrisa traviesa, mientras que los otros hablaban en un tipo comedor.

Claro que después del beso, habían confirmado que tenían algo más.

Pero Jace solo quería joder un rato, aunque era un hecho que estaba feliz por su mejor amigo.

– Mm... Sí, Magnus y yo. – Repitió el pelinegro, sintiendo sus mejillas enrojecer.

– No me malentiendas amigo, me alegro mucho que ya estén juntos, se veía de lejos que se querían.

– Izzy me dijo prácticamente lo mismo, supongo que no tenía caso que lo ocultáramos.

– Estaban indecisos, lo entendemos.

– Gracias, Jace. – Dijo sinceramente.

Había estado preocupado que los rechazaran, no solo por ser una pareja y compañeros de vida sino por ser ambos hombres.

Que tontería. Si se amaban, era lo que importaba.

– Por cierto... ¿Ya lo hicieron? – Preguntó abiertamente el rubio.

– ¿Q-qué?

– ¿Cómo que 'qué'? Pues eso... Hacerlo amigo... Hacer eso. – Dijo como si fuera lo más habitual del mundo.

– Sí, sí, ya sé a qué te refieres, no digas más. – Alec se sentía más rojo que nunca.

No lo habían hecho, pero seguramente las reacciones que estaba teniendo, dirían lo contrario.

– No te pongas así amigo, es natural... Clary y yo ya tuvimos nuestro momento especial, es normal hacerlo con quien amas.

Alec abrió los ojos como platos. No quería tener esa información en su cabeza... Pero aun así no se pudo contener de hablar del tema.

– No sabía que ustedes ya... Bueno eso.

– Oh sí, nos queremos Alec, y aunque no seamos tan cariñosos todo el tiempo, siempre nos estamos viendo y cuidando.

– Ya veo. – Alec volteó a ver a su destinado, riendo junto con el demonik de Emma, Tessa.

Últimamente se estaban llevando bien, y aunque al pelinegro le causara un poco de celos, sabía que su Magnus quería hacer amigos.

Se veía hermoso riendo. En serio lo amaba. Así fuera su demonik o no, siempre lo amaría.

– Me pregunto si a ustedes les dolerá cuando lo hagan. – Continuó diciendo Jace pensativo.

– Pues si ¿no? Seguramente duele la primera vez. – Contestó Alec obviando la situación.

– Sí Alec, pero me refiero a otra cosa... Mira, un demonik encuentra su pareja, por ejemplo Clary y yo...

– Al punto amigo.

– Lo que quiero decir es que, ese dolor que tuvo Clary, no lo sintió Izzy.

Alec definitivamente no había pensado en eso, y nunca había leído eso en sus libros, porque era lógico que le dolería al compañero ¿no? Si uno sentía algo, el otro también.

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