– Vaya fiesta que se dieron anoche. – Dijo burlonamente Mark.
El chico lobo que no habían visto en su forma humana; alto, delgado y con ojos medio verdosos.
– Gracias por comer pan enfrente de los pobres. – Le siguió Kieran, dejando a Alec y Magnus quedaron enrojecidos a no más poder.
Tenían el temor de haber sido escuchados, y ahora les habían confirmado sus dudas.
– ¿Qué fiesta? – preguntó Jace mientras salía de su carpa.
Magnus volteó a ver a su novio con una mirada suplicante, pero éste optó por darse la vuelta y hacerse el desentendido.
– Es que Magnus y Alec estuvieron haciendo ruido ayer y no nos dejaron dormir. – Contestó Kieran seriamente, aguantándose una pequeña risotada.
– Es hora de irnos. – Habló el moreno rápidamente.
Vieron a Magnus con miradas extrañadas, pero aun así decidieron seguir su camino; ya que, seguían bastante lejos de donde se encontraba Valentine.
Según ellos.
Después de varios kilómetros de seguir el rastro, estaban descansando a mitad de un pequeño bosque, casi a las orillas de una aldea.
– ¿Y cuál es el plan? – Preguntó Emma con algo de entusiasmo.
– En sí no tenemos uno, queremos llegar al territorio Morgenstern y ver nuestras puertas abiertas. – Dijo Jace.
– Entonces, ¿planean atacar a una horda de seres poseídos sin saber cómo y con qué? – Preguntó Kieran.
– Sabemos contra quién nos enfrentamos, es territorio enemigo por lo tanto, tienen más conocimiento, así que literal, iremos a ver qué hay por allá y evaluaremos nuestras opciones de ataque. – Sentenció Izzy.
Alec, que no había aportada nada a la conversación de batalla, se encontraba a unos pasos de sus compañeros, observando de lejos la pequeña aldea en construcción.
Era evidente que el dragón de Valentine había pasado por ahí.
– Quieres ayudar, ¿cierto? – Preguntó Magnus que estaba a un lado de su compañero en su forma felina.
Como siempre.
– Sí... Me gustaría poder ayudar a todos, recuperar a sus familiares que posiblemente poseyeron.
– Vamos a intentarlo cariño, no somos invencibles ni héroes, pero trataremos de ayudar a todos.
Su Magnus siempre le tranquilizaba y le daba esperanza cuando más se sentía abatido. Le encantaba que siempre le motivra, porque eso era lo que hacía una buena pareja.
Apoyar en todo momento siempre al otro.
– Amor, ¿puedes sobrevolar la aldea y decirme si hay heridos en gravedad?
Magnus asintió y en un segundo se convirtió en la peculiar águila negra, para después emprender vuelo.
– ¿'Amor'? – La voz de su hermana, hizo que volteara la cabeza con algo de inquietud.
No le había dicho a nadie lo que estaba pasando con Magnus, ya no solo eran una pareja predestinada, sino algo más cercano... Con otra clase de amor.
– Sí, así le digo a Magnus. – Pero no es como que lo iba a ocultar.
Ya había aceptado que lo amaba y así iba a ser por siempre, y a quien le pareciera, bien.
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BELLATOR
Fanfiction[COMPLETA] Todos nacen con un compañero, aquel que acompañará a la otra mitad de su alma hasta el fin de sus días; sin embargo, el mayor de los Lightwood fue especial. Pensando que era una deshonra para su familia, decidió seguir con su vida normal...