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Ya había pasado un mes de la extraña pero genial noticia, donde Magnus estuvo en revisiones constantes para asegurar lo que decía el hombre al cien por ciento. Pero cuando por fin lo pudieron asegurar, fue cuando al moreno se le hizo un pequeño bultito en la parte baja de su vientre.

Se habían alarmado un poco por el hecho de que el proceso de embarazo estaba siendo algo rápido; sin embargo, el doctor que le había salvado, le aclaró que era normal, pero tal vez sería algo más delicado su caso.

Ragnor, el doctor, y su demonik, Raphael, habían ido al siguiente recorrido que hicieron para seguir su rastreo para alcanzar a los Morgenstern, se habían ofrecido a ayudarlos y llevar el caso de su embarazo.

Pero ahora, llevaban días discutiendo el hecho de seguir adelante con el plan.

– Simplemente no seguiremos Mags, olvídalo. – Exclamó Alec por tercera vez.

– Pero es que Alexander, nosotros debem-...

– No, no te arriesgaré, ni le jugaremos a los valientes cuando claramente estás embarazado.

Llevaban discutiendo hacia horas, de nuevo; estaban a punto de alcanzar a Valentine, calculaban que en la siguiente aldea podría estar él y su ejército.

Y ahora Alec estaba decidido en no entrar en guerra con el hombre; ya que, tenía que proteger a quien más amaba.

– Amigo, Alec los quiere cuidar. – Dijo Jace para hacerlo entrar en razón por igual. – Piensa en el pequeño que hay dentro de ti... No nos podemos arriesgar.

– Hicimos una promesa Jace, simplemente no podemos echarnos para atrás cuando ya estamos hasta acá.

Magnus ya sabía que eran dos vidas las que peligraban, pero sentía la responsabilidad encima.

– Magnus, ni siquiera sabemos cómo reaccionará tu cuerpo ante el embarazo, te has puesto en mucho riesgo con solo haber venido, ni si quiera sabemos si podrías convertirte.

El moreno extrañaba estar en el aire o en cuatro patas, pero no había intentado transformarse por miedo a lastimar al muy pequeño ser que se estaba formando.

– ¿Entonces simplemente nos damos por vencidos Izzy?

Alec que había estado hablando con Ragnor, razonando los pros y contras, se levantó de donde estaban sentados y habló.

– Regresa con Izzy y Ragnor a la aldea, los demás nos iremos a salvar a la gente que podamos.

– ¡No! ¿De qué hablas? No podemos estar separados Alexander, eso es peor.

– Luke nos entrenó para eso Mags, y yo... Solo no puedo, no puedo ponerte en peligro, no puedo perderte... Perderlos.

– Yo pienso igual, entiéndeme, no podría con la angustia de saber que estás peleando y probablemente mueras.

El moreno agarró las orillas de la playera de su novio fuertemente, con ganas de llorar, sintiendo que tal vez no había sido buena idea estar neceando.

– No moriré, tengo suficientes razones para vivir. – Le aseguró con una sonrisa.

– Por favor, Alec no hagas esto. – Magnus lo abrazó con fuerza, sintiendo que su pareja se iba. – Entonces quédate, podemos esperar a que nazca.

– Amor, tienes razón, hicimos una promesa, más gente morirá o será poseída, estamos muy cerca. – Le dio un beso en la frente a su chico.

El moreno vió como Alec le dirigió una mirada a Ragnor, y en un momento a otro, recibió un pequeño dolor en el brazo.

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