No tendría ningún sentido relatar como, pocas horas después de que Jung y Soo se marcharan, los guardias vinieron a por mí y, después de darme una paliza, me llevaron a un calabozo para interrogarme durante días. Tampoco tendría sentido describir el sin fin de amenazas y torturas a las que me sometieron, y mucho menos todo el dolor físico que estas últimas me producían.
Querían saber sí sabía que iban a fugarse y, si así era, si había colaborado con ellos. Les dije que sí. Querían saber a dónde se dirigían, les conteste que no me lo habían dicho. Esto no se lo creyeron, por supuesto, pero no consiguieron de mí otra cosa que la ignorancia.
Podría decir que no grité ni supliqué que me mataran para acabar con el dolor, pero estaría mintiendo. Podría decir también que, mil veces, cuando me torturaban, no me arrepentí de haber elegido quedarme en lugar de Soo, pero esa sería otra mentira aún más hipócrita.
Les conté todo lo que sabía sobre Jung, que por suerte era prácticamente nada, pero les oculté el hecho de que nos proporcionaba comida. Era mi forma de agradecerle que lo hubiera hecho.
Un día, cesaron las torturas y los interrogatorios. Me dejaron en una celda durante, según lo que calculé, meses, dándome a penas comida y agua suficientes para sobrevivir.
Pasado ese tiempo, un guardia entró en la celda, me ató las manos, me vendó los ojos y me alzó, con una delicadeza muy poco habitual. En su favor diré que parecía sentir lástima por mí y que en todo momento me condujo con paciencia y amabilidad. No me golpeó cuando me caí, ni tampoco gritaba si me detenía por el cansancio.
Me pregunté a dónde me llevaba. Por un momento sentí verdadero temor al pensar que quizás habían capturado a Jung y Soo, pero, de ser así, el guardia no estaría siendo tan compasivo.
Aún así, sentí verdadero alivio cuando me quitaron la venda y vi que estaba frente a una de las horcas del campo. No me matarían antes que a ellos a menos que pensaran que no tenían ninguna posibilidad de atraparlos.
Me subí sin oponer resistencia a la caja. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral cuando la soga se deslizó alrededor de mi cuello. Habían reunido a los prisioneros, como siempre hacían cuando había una ejecución. No me fijé mucho en ellos, eran los suficientes para convertirse en esa masa sin rostro llamada multitud.
A mi izquierda, un hombre leía los crímenes de los que se me acusaba y la sentencia que me iba a ser impuesta. No le presté atención. No quería desperdiciar esos últimos segundos tan valiosos.
Papá, mamá, pronto me reuniré con vosotros, esperad un poco más.
Fuiste un buen amigo, Kwan, de verdad espero que el tiempo demuestre que estábamos equivocados.
Me gustaría que supieses que, a pesar de todo, te perdono, Eunji. Ojalá algún día tú y Soo os reencontréis. Cuidándolo podrías ser feliz y compensar todo el daño que has hecho.
Gracias por todo, Jung, aunque viviera mil años, nunca podría pagártelo.
Vi que la gente me miraba. Lo había dicho en voz alta. No me importó lo más mínimo.
Noté que unas cálidas lágrimas resbalaban por mis demacradas mejillas. La caja desapareció de debajo de mis pies.
Soo... Nunca dejaré de quererte.
Me desperté de un sobresalto, con el corazón a mil y bañado en frío sudor. Sentía un angustioso temor que me atenazaba la garganta. Había tenido un sueño... No, una pesadilla.
Miré a mi alrededor. Respiré profundamente, intentando serenarme. Las celdas no eran muy distintas de las habitaciones, a excepción de que no habían ventanas.
Me eché a llorar de puro alivio. No estaba muerto. Aún no.
Realmente, yo tenía pensado acabar la historia con la muerte de Yong, pero al final decidí que no. Después de todo lo que le hecho pasar, se merece que continue vivo, al menos de momento.
Así que, contra todo pronóstico, parece ser que aún queda historia para bastante rato.
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Sin esperanza
RandomTe doy la bienvenida a uno de los temibles y escalofriantes campos de concentración que a día de hoy existen en Corea del Norte. En dichos campos la tortura, el hambre, los malos tratos y la muerte es el pan nuestro de cada día. Esta es la historia...