Capítulo 17: Médico Personal.

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Punto de vista de Connor.

-¿Qué miras, idiota? - retiro lo dicho. Sigue siendo insoportable.

Me cruzo de brazos y me recuesto contra la puerta.

Ella me imita, solo que se sienta sobre la cama, con una mueca de dolor. Me mira con cierta curiosidad, ¿qué estará pensando?

-¿Siempre tuviste ese abdomen? - pregunta de una, sin dar vueltas, lo cual me deja sumamente sorprendido-, ¿qué?

-Nada... Eh, hice ejercicio en verano - murmure. Esa pregunta me había tomado distraído.

-Genial... - dijo y empezó a jugar con sus uñas. Por cierto, esas uñas deben tener 14 centímetros de largo, y un litro de pintura roja, ¿cómo se dice?¿Esmelta? ¿Esmalte? Esmalte, eso.

¿Y ahora qué?

-Iré a buscarte hielo - dije y salí.

Baje las escaleras, y me dirigí a la cocina. Abrí el refrigerador y saque un paquete de arvejas congeladas. Estoy seguro que cada casa tiene una... Casi seguro... Bueno no, pero no podemos ser los únicos. Además de eso, cojo de el baño de abajo varias cosas para curarle lo que sea que se haya hecho con el porrazo que se dio. 

Pongo la bolsa en una bandeja, sobre esta también coloco un plato de comida, y un vaso lleno de jugo de frutilla, su favorito. ¿Cómo lo sé? Siempre se lo compra en la cafetería, es eso o porque es lo único que no le da alergia. Esta niña es alérgica hasta al aire, me impresiona que no sea alérgica a la bola de pelos que trajo, la cual por cierto, esta durmiendo en mi cama, sí, en MI cama. Maldita bola de pelos.

Subo con cuidado las escaleras, y en eso suena mi celular. Cojo la bandeja con una mano, y con la otra el celular.

Era mi padre.

-¿Quemaron algo? - pregunta directamente, sin preguntar o saludar antes.

-No papá. No quemamos nada. América se bañó, y esta acostada, le estoy llevando la cena - obvie el hecho de que se había caído, y posiblemente tuviera sangre en alguna parte, pues cuando saque la mano de su espalda estaba manchada de rojo.

Silencio del otro lado. Quizá se lo está diciendo a mamá.

-Vale. A nosotros se nos complico un poco. Nada grave, pero llegaremos tarde. Kira mando un mensaje, dice que nos avisa a nosotros porque seguro America tiene el celular muerto, que se olvido de dejar la mochila a America para mañana. Dice que, o que pase mañana de mañana, o que la lleves a buscarla ahora. -ruedo los ojos. Como si fuera dejar que ella se levantará.

-Okey. ¿Algo más? - pregunto elevando una ceja, aunque él no pueda verme.

-No. Adiós - y sin más, cortó.

Me quedo observando el indicador de llamada finalizada por un rato, no puedo creer que de pequeño me llevaba tan bien con este sujeto.

Guardo de nuevo el celular y me dispongo a terminar de subir las escaleras hasta mi habitación.

La puerta están cerrada, raro, recuerdo haberla dejado abierta. No escucho nada dentro.

Golpeo la puerta. Nada.

-¿America? - sin respuesta -¿Mer...?-con cuidado abro la puerta y me adentro a la habitación. No había nadie.

Dejo la bandeja sobre la mesa de luz y pongo mis brazos en jarra... Diablos, debo parecerme a mi madre cuando entra a mi habitación y se da cuenta que no la ordene.

-¿Meri? -no la encuentro por ningún lado de mi habitación, así que salgo de esta, y la busco en las demás.

-¿America? -pregunto mientras me adentro en "su" habitación. Ahí estaba, ya vestida, solo que sin remera, solo el sostén, que parecía un una especie de... de... de esas cosas cortas que usan las chicas. Estaba parada, de espalda al espejo de cuerpo entero, pero observando su espalda por sobre el hombro.

-Se ve muy mal Connor... -solloza ella. Pude notar en el reflejo pequeñas lagrimas en sus ojos.

Me fije en la herida. ¿Con que carajo se había pegado para hacerse una herida de tal magnitud?

-Tranquila -dije mientras me acercaba-, seguro es la sangre que te hace pensar que es más grande lo que en verdad es- "oh si, la sangre y la herida en si"-, limpiaremos eso con agua tibia y ya verás -"ya verás que te quedará  una linda cicatriz".

Ella se da vuelta y me observa fijamente. 

"No mires abajo. No bajes la  mirada, no bajes la mirada"

-Connor... -su sollozo me saca de mi lucha interna por no bajar la mirada. Su cara lo dice todo.

Observo sus manos agarrando fuertemente mis brazos, se estaba apoyando. Que estúpido, le debe doler estar parada. 

Sin pedir permiso ni miramientos, la cargo entre mis brazos y la vuelvo a llevar a mi habitación, la dejo sobre la cama y saco las cosas que había traído para curarle la herida.

-¿Qué haces? -dice mientras se acomoda en la cama. 

-Ni idea -le digo francamente, ella ríe- solo sé que, debo pasarte esto -señalo un frasco con un líquido incoloro-, por la herida para desinfectarla y limpiarla... -America traga salida, pero asiente.  Se sienta en la orilla de la cama, y me da la espalda, apartándose el pelo. Suspiro, y me coloco tras ella-. No te mentiré, te dolera un chingo.

Ella ríe y yo cojo algodón, vertiendo el líquido en él, cuento internamente hasta 3 y comienzo a limpiar al rededor de la herida.

Puedo notar como los músculos de su espalda se comenzaban a tensar, pero en ningún momento soltó quejido alguno. Una vez completado esa fase, pude apreciar mejor la herida, al final no era tan grande como se veía, o como yo creía.

Le paso un coso que mi madre siempre me ponía para que la herida cerrara bien y arriba unas vendas.

-Listo -suspiro aliviado.

Ella también suspira, y noto como sus hombros bajan, relajándose un poco.

-Gracias -dice dándose la vuelta con cuidado, quedando a poca distancia de mi, y recién ahí noto cuan cerca estaba.

Ella me miraba directo a los ojos, nunca había notado cuan intensos eran. Lo admito, me he quedado embobado.

Pero un chasquido me saca de mi trance.

-Espera -susurra ella-, apártate... tengo novio Connor.

"¿Y eso que viene al caso?" la miro con cara de confundido, y bajo la mirada, prácticamente estaba sobre ella "ohhh, ya veo". Me retiro casi a la velocidad de la luz. 

Ella estaba sonrojada, yo también debía estarlo. ¿Cómo se me ocurre? Por dios, necesito salir de aquí.

- L-lo s-siento America -¿y ahora por  que estas nervioso menso?

-No hay cuidado -aparta la vista. 

Debo decir algo, ¿pero qué?

Decido simplemente irme de la habitación (mi habitación) y bajar a la planta baja para tirarme en el sofá del living.

Prendo la tele y pongo un canal de música, donde siempre pasan canciones muy buenas, para despejarme un poco. Cojo mi celular, el cual tenía varios mensajes sin leer en whatsapp. Eran de Joaquín, mi mejor amigo.

Le contesto sin mucha gana y me dispongo a navegar por instagram sin mucho interés tampoco.

Una foto me llama la atención, es una publicación de Camila, la mejor amiga de America, era una foto de ellas. En la foto America lleva el pelo teñido de castaño y muy alisado, y si mal no recuerdo, eso ocurrió hace unos meses, así que medio vieja era. Además, en el fondo se veían otras personas, así que debió haber sido sacada en alguna juntada social a la cual asistieron las amigas, aunque por el fondo se notaba que era en la casa de la pelinegra. Dios, debería trabajar en el FBI.

La mirada de America me atrapa, se ve tan intensa, tan fuerte. Esta chica no sabe de su propia fortaleza... y yo ya me parezco a mi madre. 

Apago el celular y le presto mas atención a la música que sonaba, pero poco a poco noto como mis parpados pesan, cayendo en un sueño profundo.

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Mer y Camila en multimedia

Mi Madre y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora