Capítulo 12: Sal y Pimienta - mini-maratón -

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-¿Así de malo? -cuestiona Camila elevando una ceja.

-Mjm, fue un desastre total -America ingiere más palomitas mientras continua viendo a su amiga por medio de la laptop.

-Ala Mer, que feo -una mueca de disgusto aparece en la cara de la pelinegra-, ¿y qué paso? Luego de lo que le dijiste.

-Y no se, me vine a mi habitación y ahí comencé a hablar contigo, pero me pareció que escuche la moto de Connor irse. Se ve que ya no veía la obligación de permanecer aquí luego de esa escena -rueda los ojos la pelirroja.

-Jum... Iría, pero Alexander esta insoportable, y mamá y papá se fueron a cenar con la abuela.

-Tranquila Cam, tu hermanito te necesita -al instante el hermanito de 6 años de Camila aparece en la pantalla con un plátano en sus manos-, hola Ale -sonríe America.

-Holi... -dice y le da un mordisco a su plátano-, quiero "Patulla" Canina -dice comiéndose algunas letras de la palabras-.Ya te pongo en el living. Vamos -habla Camila mientras se levanta de su cama y camina hacia las escaleras-, como te decía, mamá y papá fueron donde la abuela, según ella el vecino de al lado es un agente del FBI, dice que la pasa mirando y usando lentes negros. También que tiene un palo que utiliza para sentir las presencias de Aliens.

-¿Qué? -ríe America mientras se sienta más derecha contra el respaldo de la cama.

-Mjm, y a que no te lo esperabas... el pobre hombre es un señor de 78 años... ¡y ciego! -ambas adolescentes estallan en carcajadas.

-¡No! -ríe más fuerte la pelirroja.

-Mal, o sea, pobre. No puede ni con su vida y mi abuela le zampa un trabajo en el FBI... 

Por unos segundos America pierde de vista a Camila, ya que esta se acerco a la TV para ponerle Paw Patrol: Patrulla de Cachorros a su hermanito.

-Listo -dice sentándose en el sofá.

-¿Pero tu abuela esta bien, no? O sea, de salud y todo el royo. 

-Sisi, a ver, tiene 80 y anda re salada pa' todos lados m'ija. Y yo tengo 16 y me cuesta una banda levantarme a las 6:30.  Va mi vieja y me dice que mi abuela se levanta a las 5 de la mañana todo los días, y bueno, no es mi culpa que la doña no tenga nada que hacer y se aburra de dormir -ríe Camila contagiando a America.

-Mi madre me pone de ejemplo a mi tío, que se va de rumba todas las noches volviendo a eso de las 3 de la mañana y que aun así se levanta a las 7 en punto para ir a trabajar.

-Ta, pero tu tío toma yo que sé qué -una carcajada improvista sale de la garganta de Camila, haciendo que America se sobresaltará. 

-Mensa. Debo irme. Chaoo -dice y cierra la computadora luego de ver la seña de despedida de parte de Camila.

Deja la computadora arriba de la cómoda y coge su cuaderno de bocetos. 

Se disponía a dibujar, pero prefiere antes ver sus antiguos dibujos. America, a pesar de dibujar bien, solo tiene un cuaderno de bocetos, lo increíble es que lo tiene desde hace 4 años, y aun le quedan pila de paginas. Varias hojas tachadas, bocetos a medio terminar, rayas sin sentido con frases inventadas y de canciones, y otras cosas más.

America coge un lápiz y se sienta en su cama. Deja que su mano se desplace  sobre la hoja, inconscientemente dibuja un par de ojos, una nariz, unos labios, el rostro, el cabello, hasta terminar con un dibujo de un rostro de un chico.

-Bue, cuando no me lo propongo soy una artista -dice y se rie de su propio chiste. Firma su dibujo y cierra el cuaderno.

Lo deja sobre su mesa de luz y coge su móvil que se encontraba sobre esta.

Entra en whatsapp, abre el chat con Camila, donde esta le había enviado una captura de pantalla. Era del instagram de un chico, según el user de este, su nombre era Cole.

El mensaje de Camila adjunto a la imagen decía lo siguiente: "Mira a este bombón" con varios emojis con ojos de corazón. America ríe, entra a su instagram y le saca captura al perfil de Sebastian, se lo envía a Camila, "Esto es un bombón" escribe.  La respuesta de Camila no se hizo esperar, enviando varias caritas vomitando, haciendo reír a la pelirroja.

Apaga su móvil y lo deja sobre la mesa de luz. Se acuesta bien en su cama y se tapa con una manta, observando su techo, luego de un rato cierra sus ojos, cayendo en los brazos de Morfeo.

Unos toques leves en su puerta hacen que se despierte. Era de mañana. America pestañea un par de veces, acostumbrándose a la luz. 

Kira entra por la puerta. Sonriente.

-Buenos días, Mer -dice acercándose a la orilla de la cama.

-Hola, ma -dice la pelirroja sentándose.

-Hoy es un nuevo día -sonríe Kira mirando a la ventana, luego observa de nuevo a su hija.

-¿Por qué me miras así? -dice alejándose un poco. 

-Oh, bueno. Estoy feliz.

-¿Puedo saber por qué? -ladea la cabeza la menor.

-Pues -dice sentándose frente a su hija y agarrando sus manos-, puede que Cameron pueda darte un trabajo, ¿era lo que me dijiste hace unos días, no? Que querías un trabajo para empezar a ganar tu propio dinero.

-Ah, sí... ¿y qué clase de trabajo sería?

Kira sonríe.

-En una pizzeria, a 5 cuadras de aquí -dice levantándose y yendo a la puerta.

-Ah... guay. ¿Cómo se llama el local? Puedo ir luego de clases.

-"Sal y Pimienta" -le responde Kira.

-¿"Sal y Pimienta"? -pregunta extrañada la pelirroja menor.

-Sí.. bueno, me voy a trabajar. Vine a despedirme. Vístete y ve al liceo. No quiero peleas hoy, ¿okey? Ah, y derecho a casa, ¿vale? Tengo que darte otra noticia, pero ahora no me da el tiempo.

America asiente, Kira se va. La pelirroja se levanta de la cama y comienza a cambiarse. 

Mirándose al espejo de cuerpo entero, se detiene, el vestido rosa queda a medio camino, se observa de arriba a bajo, su reflejo le muestra una mueca. Niega y se desase  del vestido.

Dirigiéndose hacia su ropero, y saca 3 prendas de él. Unos jeans azul marino, una blusa suelta celeste, y un saco gris largo.

Se los coloca, ahora su reflejo le enseña una sonrisa de aprobación. Coge su bolso, desconecta el celular del cargador y sale de su habitación. Pasando por al lado de la mesa ratona en el living America agarra las llaves y sale de la vivienda. Cierra la puerta y va hacia su bicicleta. 

Se monta en ella y comienza a pedalear. El colegio quedaba a menos de 15 cuadras, pero nunca pasaban ómnibus por su barrio, y caminar 4 cuadras hasta la ruta y tomar uno que la dejaba a otras 3 cuadras del colegio no daba.

Mi Madre y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora