Siempre se imaginó el ave maría de fondo, mientras los pajecitos iban llenando de pétalos rojos la alfombra por la cual desfilaba. Las damas de honor llorando en primera fila y ella envuelta en un precioso vestido blanco, mientras que al final del pasillo estaba Bankotsu, con su mano extendida listo para recibirla en el altar. Todo eso se diluyó porque ahora caminaba lento, al ritmo del piano desafinado que tocaba una anciano, intentó recomponer su postura con intenciones de que el alcohol no se le notara mucho en su andar; llevaba puesto un vestido corto de tonos azules que con los hombros descubiertos mostraba en todo su esplendor la marca púrpura de su hombro izquierdo, entonces apretó el pequeño ramillete de lilas al visualizar a su futuro esposo, porque, el que esperaba al final del pasillo por debajo de un arco floral con una camisa gris descompuesta y a medio abotonar no era Bankotsu, sino Sesshomaru que exponía ante los presentes su verdadera apariencia; se apoyó con mayor seguridad en el brazo de Kōga y tosió con intenciones de aclarar su garganta.
—Aquí tienes a tu novia —dijo Kōga al extender su brazo y pasarla a manos del peliplata.
El juez esperó a que el padrino ocupara su lugar junto a la madrina y comenzó leyendo las pequeñas tarjetas en sus manos:
—Hoy estamos reunidos para celebrar el matrimonio civil de: Sesshomaru Taisho y Kagome Higurashi...
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—¿Crees que se lo diga? —preguntó Kikyou nerviosa.
Naraku dejó de observar la pantalla del computador y giró su atención a ella.
Se había fumado al menos seis cigarros en menos de una hora y ahora mordía la uña de su dedo índice. Mirando al suelo alzó la vista en cuanto se sintió examinada y quiso contagiarle todos los sentimientos encontrados que se cargaba.
—Lo dudo.
Ella se puso de pie alterada, caminando de un lado a otro como león enjaulado.
—¡Como se me pudo a ver escapado!
—Estabas alterada —concilio él —y enojada.
—¡Él no puede decirle! ¡No puede!
—Entonces hazlo tú.
Los pasos de Kikyou se detuvieron en seco.
—Aún no es tiempo —dijo al mirarlo a los ojos —no quiero lastimarla —apretó los puños —¡Todo este tiempo protegiéndola y se me ocurre abrir la boca en el momento menos indicado!
—No puedes seguir postergándolo. Kagome debe de saber que eres su madre.
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—Sesshomaru Taisho —dijo el juez al mirarlo. Él peliplata tomó las manos de Kagome y clavó sus amarillos ojos en los azules de ella —¿Acepta por esposa a Kagome Higurashi?
Sonrió de lado antes de responder.
—Sí, aceptó.
El corazón de la azabache se aceleró, empezaron a sudarle las manos y las ganas de desvanecerse nacieron de la nada.
—Kagome Higurashi —anunció el juez al dirigirse a ella —¿Aceptas por esposo a Sesshomaru Taisho?
Su pecho se infló en nervios y observando al hombre que tenía de frente pudo controlarse y saber su respuesta: lo amaba.
—Sí —dijo al fin —aceptó.
Los pequeños aplausos por parte de Ayame y Kōga fueron minimizados cuando Sesshomaru sonrió ampliamente, era la primera vez que lo veía sonreír de esa forma.
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TRANSACCIÓN (Sesshome)
FanfictionA meses del festejo de su boda, Kagome se ve envuelta en una encrucijada cuando su prometido la apuesta contra un millón de dolares. Sin embargo el hombre de ojos dorados y corazón frío busca más que saldar una deuda ¿Lograra Kagome casarse después...