TRANSACCIÓN (Sesshome)

22. UN VÍNCULO LEGENDARIO Y EL CÍRCULO DE LOS TRECE

—Te amo, Kagome.

Y buscando una última vez su boca junto sus labios contra los de ella, humedecidos por las gruesas lágrimas que escurrían por sus mejillas.

De repente un brío cálido inundo toda la habitación, una jaula de energía blanca se extendió al mismo tiempo que soplaba los cabellos de los comensales más cercanos.

—Está hecho —susurro Irasue desde su lugar.

—¿Qué está pasando? —preguntaron a la vez Kikyo y Miroku.

La Inu No Kami no respondió, se dedicó a seguir observando a la pareja que siendo el punto de origen había desaparecido entre la blancura.

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La luna creciente con su resplandeciente luz plateada, iluminaba la oscura habitación pero sin romper el silencio sepulcral entre el par. Cruzada de piernas y mirándolo atenta, volvió a sonreír. Sentando en el borde del enorme ventanal, Bankotsu observaba el cielo nocturno.

—¿Por qué ella? —demando a saber mientras alzaba su mano para tomar la copa de vino. Los ojos zafiros la miraron de reojo, le pareció a ver notado cierta chispa de dolor pero la omitió en cuanto se bebió el alcohol —morirá aun así —decreto cruel —ninguna humana a sobrevivido al parto de un híbrido.

Entonces obtuvo toda la atención del moreno. Se había levantado de su lugar, apretando puños y quijada.

—Estoy harto de esta puta mierda —siseo tomando su chaqueta de cuero y caminando hasta la puerta. Kagura frunció el ceño e imitándolo le dio alcance antes de que pudiera salir.

—¿De qué hablas? Se supone que teníamos un trato —Bankotsu sonrió de lado y aquello solo acrecentó un mal presentimiento.

—Es bueno saber que Rin nunca te conoció, ni te conocerá. Pero sobre todo me alegra que dejes de ser una costra en este mundo.

—¿¡De que rayos estás hablando, Bankotsu!? —jalándolo por la chaqueta lo obligo a pegarse contra su cuerpo —¡Puedo matarte! ¡Puedo hacerlo ahora mismo y borrar esa ladina sonrisa tuya! —Bankotsu parecía cada vez más divertido —¡DE QUE COÑO TE RIES, IMBECIL! —empujándolo, elevo su mano dispuesta a arrancarle la cabeza sin embargo su movimiento se quedó congelado. Abrió mucho los ojos y sintió ahogarse en cuenta una sensación de corriente helada vapuleo todo su organismo —¿Qué-qué hiciste? —cayó de rodillas sujetándose su garganta. Por alguna extraña razón comenzaba a quemarle.

—¿De verdad creíste que sería capaz de atentar contra la vida de la mujer que amo? —Kagura abría mucho los ojos mientras caía más al piso, ahora, tomaba con ambas manos su tráquea —eres un peligro potencial para Kagome y opte por silenciarte antes de que hablaras.

Los ojos rubí se alzaron buscando a Bankotsu, el hombre la miraba desde arriba con un brillo asesino en sus destellantes ojos azules. Casi pudo jurar que descubrió satisfacción. No obstante antes de que pudiera intentar hablar o decir algo la puerta se abrió de par en par, mostrando una alta, silueta plateada.

—Eres rápido —concedió la voz de mujer que la observaba con el mentón hacia arriba —un excelente mercenario. Diría yo.

—Me largo —dijo Bankotsu al terminar de cruzar el umbral de la puerta.

—Nacieron —agrego deteniendo en seco los pasos del moreno —fueron dos.

La trenza se ondeó por el pasillo y el rostro de Bankotsu busco al de la estoica mujer-demonio.

—¿Y Kagome? —pregunto en un tono preocupado.

Irasue sonrió antes de girar su atención hacia el humano.