No way out (Parte I).

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Narra Dean.

Unos cuantos ruidos en la cocina me despertaron, me estiro sobré mi cama liberando un gran bostezo para luego estrujar mis ojos con mis manos, casi no recuerdo lo qué sucedió ayer, los pocos fragmentos qué logro juntar son aquéllos en dónde Seth estaba en mi habitación y... si mal no recuerdo, creo qué le conté sobré mi pequeño secreto.

Qué vergüenza, por qué hice eso, no debí contárselo a Seth, ahora qué pensara él de mí, de seguro debe sentir asco de mi persona, la próxima vez qué bebe me pondré un cinta adhesiva en la boca para evitar qué salgan las horribles y vergonzosas anécdotas de mi pasado. Y si quizás todo fue un sueño y eso nunca paso, claro porque él no sabe lo que me sucedió y tampoco pudo entrar ya que la puerta estaba cerrada, pero para ser un sueño se siento muy real. Paso una mano por mi cara para después retirar la sabana de mi cuerpo y levantarme de la cama e ir a la cocina a investigar quien hacía tanto ruido en la cocina.

En el momento en qué agarro la perilla de la puerta escucho algo quebrándose, y si el espíritu de quien intento asesinar a mi madre está allá afuera y viene a por mí, solte la perrilla y retrocedi unos cuantos pasos de la puerta, tengo qué hacer algo, miraba hacía todos lados buscando una especie de arma, pero qué servirá contra un espíritu, aquí no hay nada qué me pueda servir y no tengo mi teléfono para llamar a los caza fantasmas, pensándolo bien... aunque tuviera mi teléfono no tengo el número de ellos.

-¡Deja el miedo, Dean, no seas gallina! -Me regañé a mi mismo.

Tengo qué salir y enfrentarlo, tome mi suéter gris y abro lentamente la puerta de mi habitación, como no había moros en la costa, sali al pasillo cerrando la puerta con mucho cuidado, a un metro de mí se encontraba la puerta del armario de limpieza. Tome la aspiradora y con sigilo comino hacía el salón, con el pulso a mil y con mi dedo sobré el botón de la máquina asomo primero el tuvo de la aspiradora por el arco de la pared para después asomar mi cabeza.

Pero en vez de un espíritu, lo qué mis ojos me muestran es a un chico de espaldas y con el cabello castaño oscuro semi-ondulado reposando sobre sus hombros con una cuchara de madera en la mano.

-¿Seth? -Sorprendió y con el seño frunció dejo de apuntarlo con la aspiradora.

-¡Buenos días dormilón! -Dijo mi lindo Sethie con sonrisa en el rostro sosteniendo un sartén, -¡Ven, toma asiento, te he hecho el desayuno!

Deje la aspiradora en el suelo cuando ese delicioso aroma invadió mis fosas nasales, tome asiento en aquella mesa que parecía la de un restaurante, los platos y los cubiertos estaban bien alineadas sobre un mantel blanco y un pequeño florero de cristal con un par de margaritas.

-Te he preparado tostadas, tocino, huevo frito y un jugo de naranja recién exprimido -Seth tomo asiento en frente de mí.

Mire con toda fascinación aquel desayuno sacando mi lengua como si fuera un perro hambriento y sin esperar un segundo más, comencé a devorar cada cosa que había en el plato y en menos de un parpadeo y con un trozo de pan entre mis dedos ya estaba limpiando el plato dejándolo totalmente blanco.

-¡Tenías hambre! -El contrario me miraba asombrado.

-Muchas gracias, Seth, pero no tenías porque hacerlo -Tome una servilleta.

-Haría cualquier cosa para verte feliz.

Aquellas palabras lograron sonrojarme y sacarme una sonrisa, para que Sethie no viera mis coloradas mejillas tome un par de servilletas y las puse en mi cara.

-¡Estas tan rojito que hasta manchas las servilletas!

Ya que mi plan no funcionó quiete las servilletas de mi cara.

Whiskey (Ambrollins)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora