Al borde de mis sentimientos

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Narrador externo.

Entre tropiezos y jadeos, tras haber llegado a la habitación asignada al hyliano, los besos subían de tono, sus lenguas se juntaban y separaban unidas únicamente por rastros de saliva, los cuales al cortarse caían por la comisura de los labios de ambos.

Mientras el calor aumentaba gradualmente, la ropa iba estorbando; cuando ambos estuvieron en la enorme cama en la cual horas antes el menor se estaba recuperando, éste comenzó a desprender las ropas del chico, con algo de fuerza, rasgando algunas, era difícil controlarse para ambos a este punto. El instinto animal de Sidon estaba aflorando, soltando gruñidos y jadeos como si de una bestia se tratase.

—Ah.. Tranquilo..— susurró Link al ver la impaciencia del zora, y acariciando su mejilla volvió a besarlo.

Los sonidos de la saliva de ambos eran bastante excitantes, Link sentía como su entrepierna comenzaba a doler, al sentir el incomodo pantalón apretado.

—Esto parece doloroso.— Susurró excitado Sidon. Y pasó sus dedos por aquella zona, logrando que él hyliano soltara un sonoro gemido, que encendió aun mas la lujuria en la mirada del mayor. —Que voz tan linda...— Sonrió frotando sus labios contra el cuello del chico, dando besos leves y roces.

—S-Sidon!.. — Suspiró él menor queriendo más contacto. Sin embargo, no era el único que necesitaba atención, pues también las partes bajas del zora se empezaban a erectar.

—¿Qué te gustaría que hiciera?.— Dijo sorprendiendo al menor.

Sidon era aparentemente inocente, ¿A donde fue aquél zora? ¿Quién era este animal descontrolado que estaba sobre su cuerpo, tocándolo tan indecentemente?

—Y-yo... No lo sé, nunca había hecho algo así...— Bajó la mirada encontrándose con... "¡¿Dos miembros?!" , estaba en shock, era lógico que los Zoras deberían tener miembros diferentes a los hyliano, pero nunca esperó a que tuvieran dos.

—Pareciera que has visto un fantasma.— Sonrió relamiéndose los labios.— ¿Qué sucede? Dejaste de emitir tu hermosa voz..— Se alejó y tomando la orilla de los pantalones y la ropa interior del chico, tiró de ésta, sacándosela por completo, y dejando su blanca y tersa piel expuesta.
— Vaya... Aun hay heridas que faltan por sanar.— Repasó con su lengua, las cicatrices que más sobresalían de su abdomen, de sus piernas y algunas en su ingle.—¿Acaso has ido por ahí haciendo el héroe?.—

El menor estaba avergonzado, no le gustaba que pusiera tanta atención a sus heridas, así que sólo tapó su rostro, impidiendo que le vieran, o que lo escucharan.

—Link... Mirame..— Destapó su rostro, encontrándose con los ojos llorosos del más bajo.— ¿No se siente bien?.

El menor negó.— No mires.... Mis heridas... Sé que mi cuerpo es asqueroso por ello.— Desvío la mirada.

—¿Por qué lo dices?..— Dijo confundido el mayor.— Tu cuerpo es perfecto.... Es hermoso... Y muy varonil.— Tocó el pecho del chico, llevando sus dedos a los pezones de éste, dando leves caricias.— Tan sensible...— Tiró de éstos sacando un adorable gemido del rubio.

—Ah!... Sidon... — Se aferró a la almohada, sintiendo como sus pezones se endurecían, y gradualmente te se hacían más sensibles.

—¿Lo ves?..— Sonrió bajando sus besos por su abdomen hasta su miembro.— Lo mires por donde lo mires.. Es hermoso..— Dio una lamida a su miembro, y después lo metió por completo a su boca, tomando por sorpresa al chico que no hizo mas que gemir más alto.

—E-espera! Ahh! Sidon...— Jadeó sintiendo como la larga lengua del mayor se enrollaba en su miembro, y un calor abrazador que le recorría desde el pecho hasta la garganta, haciéndole soltar gemidos bastante altos.

100 años contigo [SidLink].©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora