La Balada De Los Campeones.

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∆°•Advertencia•°∆
Saquen los pañuelos por que los voy a hacer llorar :'3.

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Link había completado la misión extra, que era nada mas y nada menos que derrotar al monje Makkosh, y finalmente podría ir directo a Ganondorf.
Estaba ya frente a la terminal Sheika, y se había descargado el DLC de la motocicleta; aunque realmente le emocionan usarla, primero tendría que salir de ese templo.

Al estar afuera, ya en la meseta de los albores, se encontró una silueta conocida, era Nyel.
Éste al oírlo, se dio la vuelta para ver al chico hyliano.—¿Hum?... Oh, eres tu.— Sonrió mirándole desde arriba.—Has cambiado bastante desde la ultima vez que los vimos, tu determinación parece mayor.— Dijo de modo que le hizo reflexionar.

Ciertamente, cuando recién se habían conocido, aun estaba con la idea de huir, de que estaba obligado a hacer esto, no podía creer, cuanto me había cambiado este viaje, tanto para bien, pues le enseñó que no estaba obligado, simplemente, se le daba una oportunidad, una oportunidad no solo por la redención de sus errores, o por los de alguien más, sino, oportunidades de vivir, de sentir, de amar.

—Bueno, tengo una canción que me gustaría enseñarte.¿Recuerdas, la balada inacabada que dejó mi maestro?.— Recordaba parte de la melodía, de vez en cuando la tarareaba sin pensar, así que asintío .— Pues, al fin pude terminar los versos clave. Esta imagen con el castillo de Hyrule a la lejanía. es el escenario perfecto para tocar el verso que faltaba. Ya que relata los hechos que acontecieron hace 100 años en este mismo lugar.— Volvió la vista al paisaje que daban, las bestias divinas apuntando al castillo.— En concreto, habla sobre la ceremonia de nombramiento de loa seis campeones. Ahora pon atención, voy a interpretar el verso final de la canción, titulada "La balada de los campeones".—Estiró levemente aquel acordeón, ritmicamente haciendo un meollo con su melodía en su cabeza, esa canción, era tan nostálgica y de repente Link tuvo un recuerdo relacionado directamente con la melodía.

En el recuerdo, se veía claramente el castillo en su época de apogeo, rebosante de gente, de luz... De vida.

En el centro de la muchedumbre, donde todas las razas existentes en Hyrule, se encontraban reunidas, para celebrar el nombramiento de los campeones de Hyrule.

El rey hablaba y daba su discurso de manera emotiva, mientras todos prestaban atención.

—Nobles guerreros, les agradezco que hayan viajado desde tan lejos para aceptar valerosamente, una misión de esta magnitud.— recordó verse a si mismo, y a los demás, Revali, Urbosa, Daruk y Mipha, todos estaban atentos a las palabras del soberano.—Como Rey de Hyrule, los nombró campeones, y les otorgo estas prendas.— La bella falda de Urbosa, las túnicas de Daruk y Mipha, y la elegante bufanda de Revali, sobresalían de sus cuerpos, y adornaban con gracia los cuerpos de cada uno de ellos, incluso, la camiseta que llevaba Link, le hacia lucir elegante.— Ese tono azul, es el símbolo de la familia real, un legado de nuestros antepasados... Cada una de estas prendas, fue confeccionada por mi hija Zelda.— Dijo orgulloso mirando a su hija.—Zelda te encomienda la tarea que te corresponde, como princesa de la familia real. ¡Lidera a los campeones para que juntos defiendan al reino de Hyrule de la malicia de Ganondorf!.— Fueron las palabras del rey, y después de ello, aplausos llenaron la sala.

...

En el jardín de aquel amplio castillo, en una cúpula o pequeño quiosco mas alejado de tanto bullicio, se encontraban los campeones descansado después de aquella formal ceremonia.

—Ah, por Hylia, creo que mi cuerpo ya no aguanta tanta formalidad.— Espetó el Goron estirando su brazo, cosa que hizo que Link asomara una risita.

—Así que, ¿Esta es la tableta Sheika?.— Preguntó el Orni, viendo fascinado el pequeño aparato.

—Así es. Al parecer tiene muchas funciones, aunque aun no sabemos aprovecharlas todas; nos quedan muchas por aprender.— Sonrió la princesa a Revali, cosa que hizo, inusualmente, que un leve sonrojo, casi imperceptible se asomara a sus mejillas.

—Ya veo.— No tardó mucho en volver a su modo arrogante, dándole la tableta a Mipha, quien apenas reaccionó para no dejarla caer.

—El otro día, la princesa me mostró cómo funciona, crea unas imágenes muy realistas.— Dijo entusiasmada la Gerudo viendo la tableta en manos de la zora.

—¿De verdad?.— Preguntó bastante intrigada la pequeña, aunque solo en tamaño, zora.— Me gustaría ver como funciona.— Miró a Link de manera tímida, y con sus mejillas rojas a más no poder. —Peincesa, podría.. ¿Pedirte un favor?.—

..

—Bien, la tomaremos aquí. ¡Miren todos hacia la tableta Sheika! — Todos estaban bastante tensos para la foto, en especial, la pequeña zora, y el Orni.—Daruk, agachate un poco cariño no se te ve la cara.— El mas alto, se agachó un poco, estando un tanto incómodo. — ¿Por qjeesa cara tan larga princesa? ¡Dame una sonrisita!.— La rubia se sonrojó soltando han risa de la pena. Por su parte el Orni estaba algo alejado, suponiendo que quería su espacio personal.—Vamos Revali, acercate, nadie te hará dañó. —

—Si, ya voy.—A regañadientes y con las mejillas bastante sonrojadas se acercó de mala gana, aun estando algo apartado.

—Mipha, te veo muy tensa, respira y relajate. — Esta asintió sacudiendo sus manos y dando pequeños saltitos, a leguas se notaba que la presencia del hyliano le ponía nerviosa.—Bien, ya lo tengo, ahora digan ¡Bestia divina!.— Apenas pronunciado eso, Daruk abrazó a todos juntándolos para la foto, y logrando que salieran mas unidos.

Una foto autentica, hermosa en simples palabras, se notaba la unión, y la amistad de ellos, que aunque de diferentes especies, eran grandes amigos. Tanto, que ni el cataclismo rompería esa unión.

Fin del recuerdo.

Cuando Nyel dejó de tocar, con una sonrisa nostálgica miró a Link y dijo.—Despues de eso, todos fueron conocidos para siempre como "Los campeones".— Bajó su acordeón, mirando el horizonte. —Mi maestro decía, que las canciones tienen el poder de transmitir historias, como si fueran una experiencia real. Con este viaje, creo que por fin he comprendido a que se refería.— Sacó una hoja de su acordeón, se veía que había sido bien cuidada, con esmero.— Por cierto, encontré esto entre las notas de mi maestro.—le entregó aquel papel a Link, éste lo tomó entre sus manos, y pudo contemplar aquella foto.—Me gustaría que te lo quedes tú, sé que lo guardaras como un tesoro.—

La acarició con sus dedos con bastante cuidado, y después con una sonrisa y lágrimas asomándose por sus ojos, la colocó en su pecho, dejando caer algunas cuántas gotas de sus ojos.—Gracias....— Susurró y se llevó una enorme sonrisa de parte de Nyel.

—Tu valeroso ímpetu, me recuerda al de los honorables campeones.— Dijo sin más, y se quedó observando el castillo de nuevo.—Espero que sus valerosas almas, que siempre velan por Hyrule, descansen en paz.— Susurró al viento, volviendo a tocar aquella melodía. Link estaba conmovido, y quería ir a abrazar a cada uno de sus amigos nuevos, a Teba, a Riju, a Yunobo y a Sidon, por sobre todo a Sidon, lo extrañaba a sobremanera, y realmente no estaba ya resentido, fue injusto de su parte, cuando claramente ambos lo consentían, aquel acto desenfrenado, era nada mas que amor puro de parte de ambos.

Y estaba decidido a reunirlos a los cuatro, antes de que fuera a enfrentarse a su destino, quería verlos, una vez más antes de derrotar a Ganon de una vez y liberar a Hyrule de su opresión.

Sacó su DLC nuevo, y a toda prisa salió rumbo a las regiones para convocar a los nuevos campeones que comandarían a las Bestias Divinas.

Continuará...

100 años contigo [SidLink].©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora