Bajé las escaleras a la carrera, dirigiéndome a la entrada y rezando para que mi madre hubiera dejado las llaves del Mini en su lugar habitual. Mi madre estaba en el salón y asomó la cabeza para qué venía tanto alboroto por mi parte; le dirigí una mirada suplicante para que no me hiciera preguntas.
Mi madre lo captó y me dedicó una despedida con una tizna de advertencia:
-No regreses tarde -«No te metas en líos», venía implícito dentro de su frase.
Asentí y le mostré las llaves del coche, dándole a entender que me lo llevaba y que no podía perder más tiempo. Mi madre volvió a meterse en el salón y yo salí a toda prisa de casa, abriendo el Mini y subiéndome de un salto al asiento del conductor. Arranqué el coche y me dirigí marcha atrás para poder llegar a casa de Mina sin perder más tiempo.
Llegué en un tiempo récord y casi me abalancé sobre la puerta. En aquellos momentos, me importaba una mierda quién pudiera verme.
Cuando Mina me abrió, tuve que reprimir las ganas que me gritaban que me abalanzara sobre ella y que la abrazara con fuerza. Ella me hizo pasar y cerró la puerta tras de mí; a simple vista se la notaba al borde de la histeria y del llanto.
-Gracias por venir tan deprisa –dijo, agradecida de corazón-. No… No tenía a quién acudir…
Me halagaban sus palabras, pero no era el momento idóneo para todo eso. La silencié con un gesto de mano.
-No importa, Mina. Tenemos que encontrar a tu hermana. Eso es lo único que debemos preocuparnos ahora mismo.
Un niñito de cabellos oscuros y ojos azules me observaba, asomando su cabecita por el resquicio de la puerta, con curiosidad. Parecía que no había visto a un adolescente, sin contar a su hermana, o yo había resultado serle un sujeto de lo más fascinante.
Mina nos miró a él y a mí alternativamente.
-Es mi hermano pequeño, Percy –me explicó a modo de presentación.
Lo observé con más curiosidad. Yo únicamente había conocido a Mina y a su hermana pequeña, la chica que se había escapado, siendo ésta un bebé; a Percy no había podido conocerlo hasta este momento.
Sin embargo, no estaba allí para indagar sobre su familia y los cambios que había sufrido en los últimos tiempos. Sabía que lo que estaba a punto de hacer podía ponerme en el borde de que Mina sospechara lo que era realmente, pero no había otra opción: nuestro olfato estaba mucho más desarrollado y podíamos percibir los aromas que, al olfato humano, pasaban completamente desapercibidos.
Iba a actuar como un perro policía.
Empecé a olfatear el aire y capté un efluvio que era bastante similar al de Mina, pero mucho más intenso. Las emociones que sentían las personas a las que pertenecían estos aromas influían en los efluvios que dejaban.
La hermana de Mina, al parecer, estaba bastante exaltada y excitada en el momento en el que había estado en aquella casa, antes de marcharse.
-¿Qué haces? –me susurró Mina.
-¿Dónde está la habitación de tu hermana? –pregunté, a su vez.
Ella miró a su hermano pequeño.
-En la planta superior –respondió, casi sin voz.
Asentí.
-Voy a subir un momento –avisé-. Quedaos aquí un segundo, por favor.
Subí a la planta de arriba y entré en la habitación donde el efluvio de la hermana de Mina era más fuerte. Una habitación casi llena de negro me recibió, dejándome un poco sorprendido; no pude evitar comparar a Mina con su hermana. En lo diferente que eran. Como mi hermano y yo.
ESTÁS LEYENDO
Growl. (Saga Wolf #2.)
WerewolfMi nombre es Chase Whitman. Y sí, por desgracia, soy un licántropo. Vivo en un pueblecito perdido en Virgina llamado Blackstone; la gente no sabe que vive rodeado de licántropos y cazadores, familias de personas que se encargan de vigilar nuestro se...