30.

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Aquella misma tarde ya tenía todo el equipaje preparado. No podía seguir aguantando ni un segundo más en aquel sitio si no quería acabar atado en el sótano o sembrando el caos por las calles del pueblo; el señor Delehanty había valorado mi situación personal y petición, permitiéndome salir de Blackstone para poder alejarme de todo aquello. Siempre había sido un hombre compasivo y, en aquella ocasión, lo había demostrado de nuevo; también le pedí que no le comentara nada a nadie, ni siquiera a mi familia, porque no quería que nadie lo supiera.

Sabía de antemano que mi hermano y mi madre se opondrían a que me fuera de allí, pero ellos no podían detenerme. Nadie podía hacerlo, en realidad.

Había decidido cogerle prestada la moto a mi hermano y había procurado coger lo más necesario, metiéndolo todo en un improvisado petate que cargaba a mis espaldas. Escribí dos notas a toda prisa dirigidas a mi hermano y a mi madre explicándoles mis motivos y pidiéndoles que no vinieran a buscarme.

Había llegado a un acuerdo con el señor Delehanty: allá donde fuera, tendría que estar a cargo de un tutor. Y no un tutor cualquiera: mi futuro tutor sería un cazador elegido por el Consejo de mi destino y que tendría que hacerse cargo de mí. Como si fuera un niño pequeño que no supiera ni limpiarse el culo solo.

Abandoné mi casa en silencio y me monté sobre la moto mientras inspiraba hondo. Había tomado mi decisión y no había vuelta atrás. Le había mandado un último mensaje a Grace agradeciéndole toda la ayuda que me había brindado y por haberme mantenido el corriente sobre el estado de Mina.

Arranqué y salí de allí a toda prisa sin mirar atrás en ninguna ocasión.

Me obligué a parar en una estación de servicio que me pillaba a mitad de camino para poder reponer la gasolina y el móvil me comenzó a sonar.

Era Grace.

Y Grace no me hubiera llamado de no haberse tratado de algo importante.

Descolgué con el corazón en un puño.

-¿Grace? –pregunté-. ¿Ha pasado algo? ¿Mina…?

Al otro lado de la línea solamente escuchaba la respiración agitada de Grace y el barullo de fondo.

-Ha despertado, Chase –respondió, con la voz tomada-. Ha superado las fiebres y la herida se ha curado por completo. Está a salvo.

Apoyé la espalda contra el dispensador de gasolina y cerré los ojos con fuerza mientras las lágrimas se deslizaban por mis mejillas. Después de días de incertidumbre, Mina había logrado sobreponerse y se había salvado.

Tragué saliva y procuré que no me temblara la voz cuando contesté.

-Eso… eso es maravilloso, Grace.

Ella sospechó que algo no iba bien. Y no se equivocaba.

-¿Chase? Chase, ella te necesita –mi corazón latió dolorosamente-. ¿Vendrás a verla? No tardará en preguntar por ti…

Sentí que el mundo se me desplomaba encima. Estaba a punto de llegar a mi destino, Pittsburgh, y me era imposible regresar a Blackstone. Le había pedido este favor al señor Delehanty porque no estaba preparado para enfrentarme a esto; había huido del pueblo porque las circunstancias me habían superado y porque era incapaz de mirar a Mina sin pensar en lo que podría haber sucedido.

Me froté el puente de la nariz con fuerza.

-Eso no es posible, Grace –respondí.

-¿Cómo que no es posible? ¡Mina te necesita, Chase!

Por supuesto que sabía que me necesitaba. Yo también la necesitaba, pero debía ser realista: Mina podría haber muerto por mi culpa y su familia jamás me aceptaría como uno de ellos. Había demasiados prejuicios que nos mantenían en lados opuestos y que, tarde o temprano, nos separarían.

Growl. (Saga Wolf #2.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora