Golpeé con furia por undécima vez en la mañana la puerta de la habitación de mi hermano, tratando que saliera de allí de una maldita vez. Anoche había decidido irse de juerga con los miembros veteranos de la manada, los que estaban a punto de terminar el instituto, a una fiesta que se había dado en el pueblo más cercano. Era obvio que la idea de todo aquello había sido de Kai y Reece había sido la que había conseguido incluirlos gracias a su «cuaderno de contactos» de su hermana mayor, quien se había marchado a la universidad hace un par de años.
Al parecer, el resto de la manada, incluyéndome a mí, no habíamos estado invitados a tan prestigiosa celebración por ser demasiado jóvenes y porque, seguramente, aquello había parecido una orgía. Quizá por eso habían decidido volver a Blackstone tan tarde, ya que mi hermano había llegado a casa a las seis de la mañana apestando a alcohol y hablando con Sabin por teléfono sobre cosas demasiado obscenas que esperaba que mi madre no hubiera llegado a escuchar.
Di un golpe a la puerta de nuevo.
-¡Carin! –vociferé-. ¡Sal de la cama de una puta vez! –hice una pausa y cogí aire-. ¡AHORA!
Al otro lado de la puerta no parecía oírse ningún ruido o señal que me indicara que mi hermano me había escuchado.
Mi madre apareció al final del pasillo, con el ceño fruncido. Parecía preocupada por mis continuos e infructuosos alaridos para hacer que mi hermano moviera el culo y pudiéramos ir al instituto. Me dirigió una mirada cargada de interés.
-¿Sucede algo?
Señalé la puerta de la habitación de mi hermano con un gruñido de frustración.
-Vamos a llegar tarde por su culpa –fue lo único que dije.
Mi madre se masajeó la frente.
-Quizá haya pasado una mala noche… -aventuró y vio en mi mirada que no me lo había creído en absoluto: ambos sabíamos perfectamente qué había estado haciendo toda la noche.
Solté un resoplido, cansado de seguir suplicándole a mi hermano para que saliera de una vez de su habitación. Miré el reloj en un gesto reflejo y me quedé paralizado al descubrir qué hora era. Le grité un par de calificativos bastante acertados a mi hermano y me abalancé hacia la escalera, esquivando a mi madre en el último momento.
Si Carin no estaba dispuesto a hacer nada, cogería prestado su BMW para poder llegar yo solo. Rebusqué en la cesta de la entrada donde guardábamos todas las llaves hasta que di con el juego correcto.
Cuando ya estuve instalado en el asiento del conductor, solté un grito de frustración y golpeé el volante con furia. Desde que Mina me había colgado el sábado de aquella manera tan brusca, mi humor había empeorado durante lo que quedaba de fin de semana… y lunes. Arranqué a toda prisa el coche, consiguiendo que se me calara en varias ocasiones y que empezara a soltar imprecaciones que consiguieron que un par de viejecitas que paseaban por la acera contigua me miraran completamente horrorizadas.
Inspiré varias veces hasta que logré calmarme lo suficiente para arrancar el coche y proseguir mi camino sin que tuviera ningún percance más.
Encontré un hueco en el aparcamiento del instituto lo suficientemente cerca de la entrada y me apeé del coche de un brinco, cerrando los seguros mientras corría hacia la entrada y derrapaba, esquivando a alumnos por doquier.
Tuve la suerte de no encontrarme con Lorie, lo que mejoró considerablemente mi nefasto humor de aquella mañana… que rápidamente desapareció cuando vi a Mina acompañada de Kyle Monroe. Mis pies comenzaron a moverse hacia mi asiento, que estaba ocupado por Monroe, y escuché perfectamente lo que estaba diciendo en aquellos momentos Mina:
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Growl. (Saga Wolf #2.)
WerewolfMi nombre es Chase Whitman. Y sí, por desgracia, soy un licántropo. Vivo en un pueblecito perdido en Virgina llamado Blackstone; la gente no sabe que vive rodeado de licántropos y cazadores, familias de personas que se encargan de vigilar nuestro se...