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Arranqué la vieja moto de Carin y miré hacia la puerta del garaje, temiendo que mi hermano pudiera aparecer por allí, husmeando. Sin embargo, Carin no apareció por allí, ya que mi madre me había prometido que mantendría a mi hermano ocupado para que me diera tiempo a salir sin tener que cruzarme con él.

Y allí estaba ahora, en el garaje, con la moto que le había pertenecido a Carin y que, tras haber decidido coger el BMW, la había dejado allí abandonada. Le había prometido a Mina que tendría una buena cita y, intentando cumplir con mi palabra, tenía pensado sorprenderla. Recordaba la broma que había insinuado cuando habíamos ido en busca de su hermana y, aunque técnicamente ella no supiera que la moto no era precisamente mía, seguramente se quedaría sin palabras.

Conseguí arrancar la moto y abrí la puerta del garaje. La luz de la habitación de mi hermano estaba encendida, por lo que tendría que darme prisa antes de que Carin decidiera asomar sus narices por allí. Me coloqué el casco y arranqué a toda velocidad, saliendo de mi casa sin tan siquiera mirar atrás.

Mientras me dirigía a casa de Mina, el móvil me vibró en el bolsillo. Frené en la acera de enfrente de la casa de ella y saqué el móvil, con el corazón latiéndome a toda prisa. Tenía miedo de que Mina hubiera decidido cancelar la cita a última hora por cualquier motivo.

M.: ¿Podrías mandarme un mensaje cuando estés esperándome, por favor? A mi madre no le hace mucha gracia que traiga chicos a casa…

Esbocé una media sonrisa. Por un momento me había temido lo peor y, al leer el mensaje, dejé escapar un suspiro de alivio. Estaba claro que su madre jamás aceptaría una relación entre su hija y un chico como yo; siempre había sospechado que la señora Seling sabía toda la verdad y, a pesar de ser un miembro del Consejo, jamás nos había acusado del asesinato de la muerte de su marido. Claro, que tampoco tenía ninguna prueba que nos vinculara a ese suceso. Para todos había sido obra de una manada nómada de licántropos.

Le respondí a toda prisa, un poco nervioso.

ChaseWhitmanJ: Su cita la espera pacientemente en la entrada. Pd: por favor, no te asustes cuando me veas…

Aún tardó un par de minutos en salir de casa pero, cuando lo hizo, me quedé sin aire. Iba vestida de forma sencilla pero había algo en ella que me provocaba distintas sensaciones; aún era novato en todo esto de encontrar a tu auténtica compañera y no me atrevía a exponer mis dudas a cualquiera de mis compañeros licántropos. Esperé estoicamente a que Mina decidiera acercarse a mí, un tanto impresionada por mi puesta en escena.

-Es la vieja moto de mi hermano. Se la he pedido, ya que no suele usarla… -una pequeña mentirijilla no hacía daño a nadie, ¿verdad?

Ella se inclinó para poder observarla mejor. Era muy posible que tuviera un montón de contras para subir en moto y cada segundo que pasaba sin que ella dijera nada se me antojaba como eterno. Que la hubiera cagado en el primer momento de nuestra primera cita me demostraba que no estaba hecho para ese tipo de cosas.

Cogí el segundo casco y se lo tendí a Mina, esperando que dijera algo. Cualquier cosa. Incluso si se ponía a gritar lo peligroso que era montar en moto con un tipo como yo lo aceptaría.

Ella recogió el casco e intentó ponérselo, sin conseguirlo. Me mordí el interior de las mejillas para no esbozar una sonrisa.

Aquella era mi primera oportunidad para demostrar mi caballerosidad e intentar arreglar la sorpresa inicial de ver la moto.

-Permíteme que te ayude –me ofrecí, cogiendo su cara entre mis manos.

Era consciente de la poca distancia que había entre nosotros, de que su aliento chocaba contra mis labios y que, si me inclinaba, podía besarla. Aparté esa imagen de mi cabeza y me concentré en mi tarea: el casco. Conseguí cerrar el broche y me separé de ella, consciente de que su postura se relajó cuando se interpuso entre nosotros una distancia considerable.

Growl. (Saga Wolf #2.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora