Sentí el ardor de la transformación pero, en aquella ocasión, no me dolió tanto como en las anteriores veces. Estaba deseando cederle el control al lobo para que pudiera hacer picadillo a esa maldita alimaña que había provocado que Lay muriera. No me importó que hubiera gente delante para verlo porque solamente tenía un objetivo: Adam. Pensaba destrozarlo con uñas y dientes hasta sentir el sabor de su sangre cubriéndome por completo.
No iba a parar hasta que vengara a Lay y le hiciera pagar todo el daño que le había causado a Mina.
Caí sobre mis patas delanteras y observé a Adam, cuyo rostro se había transformado en una mueca de odio y desagrado. Alcé la cabeza y aullé a modo de aviso para decirle que había aceptado su reto y que aquello iba a ser un combate a muerte.
Giré un poco la cabeza para ver a Mina y comprobar cómo le había sentado verme en aquella forma. Recordándole lo que le habíamos hecho a su padre. Sus ojos estaban dilatados por la sorpresa y buscaban algo. ¿El qué?
No lo supe ni pude averiguarlo porque Adam se abalanzó sobre mí, espada en ristre, e intentó hundírmela en la zona vertebral; salté a un lado, provocando que no diera en su objetivo y perdiera el equilibrio. Aproveché la oportunidad para lanzarle una dentellada al brazo, intentando así que soltara aquella espada. Mi mayor enemigo si no tenía cuidado y acortaba demasiado la distancia.
Adam rodó sobre el suelo y me soltó una patada directa al costado que me dio de lleno. Noté cómo perdía el aire de golpe y puse una buena distancia entre nosotros mientras mi cerebro se movía a toda prisa, buscando algún punto a mi favor que poder aprovechar de nuevo.
El cazador volvió a atacarme con la espada por delante, intentando trincharme como un pavo el día de Acción de Gracias, y yo logré cerrar mi mandíbula en torno al brazo que portaba la espada. Apreté con fuerza mientras oía los alaridos de dolor que salían de la boca de Adam y que eran desgarradores; no dejé de hacer fuerza, oyendo cómo crujían incluso los huesos, hasta que no dejó caer la espada al suelo. Lo empujé con todo mi cuerpo para que cayera a unos metros de distancia y poder así recuperar un poco el aliento.
Mi nivel de adrenalina estaba bajando a marchas forzadas y el cansancio estaba apareciendo en su lugar. Las pocas horas que había tenido de sueño y los nervios de no saber qué estaba pasando me cobraban ahora factura; de seguir así, sin matarlo, no podría seguir manteniendo mi aspecto de lobo. Miré a Adam, que estaba sobre el suelo, respirando entrecortadamente mientras gemía de dolor, y pensé que aquello era el final: tanto él como yo estábamos agotados y yo contaba con la ventaja de que había logrado desarmarlo y dejarle el brazo inutilizado.
Empecé a avanzar hacia él, obligándole a retroceder hasta la barandilla que daba a la planta de abajo. Solamente un poco más, me animé. Si aguantaba un poco más todo habría acabado y Adam estaría muerto.
Los habría salvado a todos.
Adam se incorporó con esfuerzo y me observó largamente, con la cara llena de sangre; había algo extraño en su mirada, un brillo triunfal que no comprendí…
Y entonces sucedió:
No me dio tiempo de reaccionar. Solamente vi el cuerpo de Mina interponiéndose entre ambos y a Adam lanzándose contra ella y clavando algo en su cuerpo. Ella lo empujó con fuerza para apartarlo, provocando que el chico cayera barandilla abajo.
La mano de Adam se aferró a la muñeca de Mina en un último intento desesperado y ambos cayeron al vacío.
Ni siquiera fui consciente de la regresión a mi forma humana. La idea de que Mina pudiera morir por mi culpa me atronaba y cegaba; me abalancé sobre la barandilla y logré coger a Mina antes de que diera contra el suelo.
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Growl. (Saga Wolf #2.)
WerewolfMi nombre es Chase Whitman. Y sí, por desgracia, soy un licántropo. Vivo en un pueblecito perdido en Virgina llamado Blackstone; la gente no sabe que vive rodeado de licántropos y cazadores, familias de personas que se encargan de vigilar nuestro se...