Capítulo 12

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"Siempre me vas a querer. Yo represento para ti todos los pecados que nunca has tenido el coraje de cometer"

Mientras leía mi libro favorito me fue imporsible no recordar a Cord con aquella frase.

Temía seguir queriendolo sin importar los errores que cometa. Cord es la clara imagen del descontrol, es lo unico fuera de lugar de mi vida.

Siempre quise mantener el orden, y aquella contante necesidad de tener todo bajo control me causo en mas de una vez ansiedad. Mi abuelo supo identificar por lo que pasaba en mi adolescencia y supo llevarme a terapia a tiempo, donde logre controlar la ansiedad.

Deje el libro a un lado cuando escuche ruidos abajo, agarre un gas pimienta que tenía guardado y baje lentamente.

Encendi la luz al no ver nada, y veo a Matt sentado en la entrada riendose. Sus rulos estaban esparcidos por su rostro. Su mirada estaba perdida.

—Hey Matt— me agache a su altura y pude sentir el olor a alcohol que traía encima— apestas a alcohol.

—MEG— grito con felicidad— hoy vi a tu amante que me golpeo— arrastraba las palabras— no hoy no me golpeo, solo me dijo que te diga— se quedo callado y empezo a reírse.

—¿Que te dijo?— el se quito el cabello de la cara, como si hubiese una chica linda frente a él.

—Estaba con una chica, linda— arrastraba la última letra, me dolía que siga mostrandose con chicas en publico, sentíaque se avergonzaba de mí.

—¿Que te dijo Matthew?

—Dijo que lo sentía, hubieses visto su rostro cuando supo que éramos primos... no me llames Matthew— dijo despues de un tiempo.

—Levante ebrio.

—Hebreo Meg, Moises no nos libero por nada— el levanto el dedo mientras se levantaba torpemente.

Sabía que lo que dijo solo lo pudo aprender de la abuela, lo que me hizo sonreír.

—Matt eres un inconsciente, ni siquiera te puedes mantener de pie— gruñí mientras lo llevaba escaleras arriba, para dejarlo en su habitación. Donde ni bien toco la cama, se durmió.

(...)

Me encantan los días grises, esa inminente amenaza de que lloverá.
Que te advierte que en cualquier momento las gotas comenzarán a caer.
Se siente en el aire, no sé cómo explicarlo pero hay un olor especial, aquel olor era una droga.

Matt acaba de levantarse, y lo se porque escuchó como se queja mientras baja las escaleras.

—Hola borracho— le dije encendiendo el equipo, la musica retumbaba fuertemente por toda la casa.

—MIERDA MEGARA ME DUELE LA CABEZA— gruñó él, desenchufando el equipo.

—Jo-de-te— le gruñí —quién te manda a emborracharte, imbécil.

—Te iba a contar qué me dijo el imbécil de frente pero dada tu actitud— empezó con su sonrisa socarrona.

Levanté una ceja y me cruce de brazos.

—Te iba a dar unos analgésicos pero dada tu actitud— lo imité.

—Los puedo buscar por mi cuenta— comenzo a abrir cajones.

—Ambos sabemos que pueden estar frente tuyo y no los verías— el abre la boca ofendido cerrando el cajón.

—Ya dime donde estan, te dire todo— pide agarrando su cabeza.

—Estan en el cajon que acabas de cerrar—dije entre risas, y el me hizo burla.

—Ya dime que paso ayer— mientras el sacaba la pastilla yo le alcance agua.

—Yo me acerque, le dije que era tu primo y que no quería problemas, el parecía arrepentido, dijo que lo sentía. Aunque no creo que lo sientiera mucho.

—¿porque lo dices?

—Por que estoy seguro que paso una mejor noche que yo, o al menos no la paso solo.

—Así es Cord, siempre duerme con una diferente...

—Olvídate de el Meg, el solo te usa para despues hacer lo mismo con otras.

—Sabes... a veces pienso que si fuera mas guapa, a el no le aveguenzaria estar conmigo en público— no podía ver a Matt a los ojos mientras decía aquello.

—Meg eres hermosa, y si él no lo ve es un imbécil. Demuestrale que tu no estaras siempre para él. Quizas así reflexioné.

—Quizas tengas razón Matt.

—La tengo, y no bajes la cabeza, ningún hombre lo vale, y recuerda, quizas aún el amor de tu vida no nace.

Me reí cuando dijo la frase de la abuela.

—Y hablando de niños— dijo mirando por la ventana —aquí viene uno interesado en ti.

Matt fue a abrirle a Cole, por lo que llegaron los dos hablando y riendo.

—¿Cómo amaneció la belleza de la casa?— preguntó ni bien me vio.

—Mejor ahora que veo a mi chico favorito— le seguí la corriente haciendolo sonreír.

—Con algo de resaca— contestó Matt al mismo tiempo que yo— Megara claramente hablaba de mí —bromeó Matt.

—Estaba seguro de que caerías antes mí Meg...

—Esta cerca tu cumpleaños — le dije a Cole cambiando de tema.

—¿Sabes que quiero como regalo?—bajo su mirada a mis pechos alzándo las cejas, logrando que lo golpee en el hombro.

—Como todo bebé pide pecho Meg— se burlo Matt.

—Son unos mal pensados, yo solo quería chocolate caliente... Aunque si quieres lo que piensas Meg, no me opongo— tenía aquella sonrisa traviesa que me gustaba de los Colt.

—Tendrás tu chocolate caliente Cole— le aseguró.

—Alejate de ese chocolate caliente la abuela siempre me dijo que era un amarre— Matt logro que lo golpee.

—Sabes que la abuela dice tonterias.

—¿Que cosa?— pregunto Cole.

—La abuela dice que el chocolate caliente, calienta el corazón de quien lo tomé, dice que así la enamoro el abuelo, aunque bueno no funcionó por mucho...

—Creo que el chocolate en este caso no tiene que ver— Cole me miro, y habia un brillo especial en sus ojos.

—¿Que le dijiste a Cord ayer?— le preguntó Cole a Matt despues de un tiempo.

—Nada, solo que no quería problemas.

—¿Paso algo entre ustedes?

—No, nada— dijo Matt mirándome, agradecia que no dijera nada.

—Se fue con una chica, parecía que estaba mal, creí que fue por algo que le dijiste.

—No estaba solo borracho Cole

—Es un estupido—Cole estaba enojado, y yo decepcionada.

Sabía a que se referían, Cord tuvo mucho tiempo problemas de adicción, me prometio que lo dejaría y se que así lo hizo por mucho tiempo. Pero volvió a recaer y esta vez él no pediría ayuda.

Los chicos ColtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora