Capítulo 22

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Despues de que Brooke se marcho, me quede un rato mas pensando, hasta que note que estaba anocheciendo y recordé que estaba lejos de mi hogar.
Me dispuse a volver a casa, pero al querer llamar a un taxi no encontraba señal alguna.

—Disculpa... ¿sabes porque no hay señal aquí?— le pregunté al camarero.

—Nunca hay aquí, puedes intentar buscar fuera, pero ten mucho cuidado, y no dudes en volver si tienes miedo.

Le di las gracias, para despues salir del lugar, caminé unas calles pero parecía que la señal se había caído.

Ya era tarde para volver al café, estaba tan acostumbrada a mi ciudad tan tranquila que esto me aterraba. Me había convencido de que podía y que el miedo no me superaría pero cuando escuche las voces de unos hombres diciendo cosas para nada agradables detras de mí entre en pánico.

Comence a caminar más rápido, y ellos igual, mi celular no funcionaba por lo que entré a un callejón esperando perderlos. Lo que fue una muy mala idea porque no había salida de aquí.

Y cuando quise correr por donde vine me fue imposible porque ya me habían alcanzado.

—No corras conejita, no te haremos daño— dijo uno de ellos, parecía sucio.

—Alejense de mi— mis ojos estaban llorosos, maldecía el momento en el se me ocurrió venir hasta aquí.

—¿Oh que? ¿Qué harás? Nadie te escuchara aquí, a nadie le importara lo que pase contigo— dijo el otro quien se me acercó demasiado, pude sentir su olor a alcohol y suciedad. El tocó mi mejilla, quería vomitar pero me aguante ya que sentí un golpe de adrenalina— Tan suave...

Actúe rápido y lleve mi rodilla a su entrepierna, este maldicio cayendo a un lado, mientras al otro le tire mi mochila para salir corriendo.

Pero este alcanzo a tomarme del cabello, haciéndome gritar del dolor, me empujo para que cayera de rodillas.

Al que golpeé me maldecía mientras se recompuso para luego venir y golpearme.

Comence a gritar, pedía que no hicieran esto, uno me sostenía mientras el otro rompía con sus manos mi camiseta.

Gritaba y pataleaba pero me superaban en fuerza. El que había roto mi camiseta  sacó su miembro comenzandose a masturbar en frente mío.

—¿Que mierda se creen que están haciendo?— escuche aquella voz tan conocida

Pude notar la preocupación que tenían. El agarre se aflojo, y me aleje inmediatamente de ellos.

—Nosotros la encontramos, no está marcada.

—Lo está, está bajo mi puta protección... y si no desaparecen ahora, su puta vida acabara aquí— aquel imponente hombre los miraba tan fríamente.

—¿Qué diferencia hay? Sabemos que volverás, ustedes perros siempre regresan encarnizados.

—Vamonos— le dijo el que parecía temer más.

—Sabes lo que planeaba hacerle a tu perra... no volverías a verla, no viva por lo menos— no entendía porque lo provocaba y al parecer su amigo tampoco.

Connor saco su arma, y quién lo provocaba también, todo paso tan rápido.

Connor  me grito que me girará y no volteara hasta que el me diga. Y eso hice, no lo dude ni un segundo. Logré escuchar los disparos y temía por su vida.

Pero cuando sentí su mano en mi cintura me relaje. Supe que era el porque conocía su tacto.

—Hey nena, solo mírame a los ojos, nadie podrá lastimarte— su mirada ahora era más dulce.

Estaba tan tranquilo, que me hacía pensar que no es la primera vez que hace esto.

El se agacho a recoger mis cosas, y fue allí donde me anime a mirar los cuerpos, fue una muy mala idea ya que me revolvió por completo el estómago.

—Meg— mire a Connor, el tenía la prueba de embarazo en sus manos.

Mierda, no sabía que decirle, por lo que me quede muda mientras el lo guardo en mi mochila.

El no dijo nada pero tomó su celular y llamó a algun número.

—Necesito que vengan a limpiar el callejón a dos calles del bar— dijo el para luego colgar.

—Vamos te llevare a casa, pero ponte mi chaqueta, te dará protección, sabrán que estas protegida— el me paso una chaqueta de cuero que me quedaba inmensa, esta era diferente a las que siempre usaba.
Tenía un lobo bordado en la espalda.

—Lo siento— logre decir pero no sabía si me estaba disculpándo por la prueba o por los cuerpos que están tirados y ahora manchan sus manos.

—Meg esta bien, te llevare a casa debes tranquilizarte ahora, no es lindo lo que acabas de pasar.

Había un par de personas mirandonos cuando salimos del callejón, pero nadie dijo nada. Solo nos miraban.

Me achique queriéndome esconder la chaqueta pero no era posible, el noto y me sonrió para tranquilizarme.

—No te preocupes Meg, la gente aquí está acostumbrada a esto, no hablaran.

Supe que la chaqueta tenia mucho que ver.

(...)

Connor no hablo en todo el camino, no sabía si eso era bueno o malo. Pero me dio tiempo a pensar en que diría. Aunque se que llegado el momento me quede sin palabras.

Ahora me encontraba mirándome al espejo, Connor estaba en la cocina esperando.

No quise mirar la prueba, aunque ya habían pasado los minutos pero no me animaba.

Salí a hablar con él quien estaba con la cabeza entre las manos.

—Hey— el me sonrió, pero no le llegaba a la mirada.

—Antes de que digas algo Meg, quiero que sepas que no te dejaré sola, aunque me dijeras que no es mío. Te ayudaré con todo se que no es lindo enfrentar esto sola— el era un caballero en todo sentido.

—Aún no me animo a ver— le confesé.

—Si quieres podemos hablar sobre lo que paso hoy...

—¿Que significa la chaqueta?— no quería hablar de los cuerpos y fue lo primero que se me ocurrió.

—Que tienes mi protección, que nadie te puede tocar, al darte mi chaqueta me comprometí a siempre protegerte.

—Eso es muy dulce, no debiste... eso debe ser para alguien especial— mi corazón se apreto al decir aquello.

—Tú eres especial... pero cambiando de tema, necesito que si tienes problemas con lo que viste, pesadillas o lo que sea, me lo digas, no cargues con la culpa.

—¿Cómo tú estas tan tranquilo?

—Se lo merecían Meg, los hombres así no merecen vivir.

—¿No es la primera vez que lo haces no?— No me miró a los ojos cuando hablo.

—No quiero que me mires diferente ahora que sabes esto —sus ojos lucían cansados.

—Nunca lo haría...

—Eres muy diferente a mi mundo Megara, este tiempo fue un respiro para mi, el estar contigo me hace olvidar de todo este mundo que me rodea... No pienso presionarte con sentimientos, porque no se que es lo que tu quieres—el iba a seguir hablando pero el golpe que resono nos preocupo.

Salimos corriendo y vimos a Matt tirado al final de las escaleras.

Los chicos ColtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora