—Alya... —murmuró Nino sintiéndose súbitamente derrotado.
Su rostro palideció, cualquier rastro de irá y enojo fue remplazado por tristeza, tal vez arrepentimiento por las palabras dichas. No se podía creer lo que recién vio. De hecho, yo tampoco me lo creía.
No esperé un beso... no uno de rabia.
Hice una mala imitación de tos seca, con tal de que la pareja se separara de una buena vez. Adrien no daba crédito a lo que ocurría a su alrededor, seguía en total shock por el inesperado acontecimiento. Durante unos segundos pude ver el rostro de Alya, era evidente que se encontraba en un dilema interno, dudando de sus actos. Pero al voltear, dando la cara a Nino, su expresión cambió por una sonrisa triunfal que se fue apagando al pasar los segundos, siendo remplazada por un gesto de soberbia.
Ambos se miraban fijamente, esperando, para ver quien se atrevía a dar el primer paso, y dar por terminada, tan dolorosa situación.
—Se feliz. Ya dejaste en claro que tú y yo no tenemos nada. Nuestra historia de amor, como la llamabas —rodó los ojos, en un intento de aparentar rechazo—. Terminó.
Nino caminó hacia el interior de la residencia, dejándonos a los tres en un horrible y doloroso silencio. El sentimiento de tristeza se expandió en la expresión de la morena. ¿Realmente había hecho lo correcto? ¿O había ido demasiado lejos?, Correcto o no, algo era cierto, abusó de amistad de Adrien.
—No debí meterte en mis problemas —se lamentó, bajando la mirada—. Que idiota... Soy una idiota. Lo siento, Adrien. —besó la mejilla de mi terroncito de azúcar, quien se quedó como estatua desde que la morena se atrevió a profanar sus inmaculados labios.
Ella huyó de la escena.
Debe ser doloroso besar a alguien que no quieres, reconozco que por ese lado Alya me genera compasión, aunque igual me molesta que involucrara a mi protegido de forma tan desconsiderada. Mi niño no se merece ser juguete de nadie que no sea yo.
Hablando de mi inocente princeso...
—¡ADRIEN AGRESTE! ¡Chiquillo del demonio, te dije que no te acercaras! —grité en su oreja, sacándolo de su ensoñación.
—¡No me pegues! —pidió asustado, luego pareció confundido—. ¿Que pasó? ¿Donde esta Alya? ¿Y el chico?
—¡¿Lo preguntas en serio?! ¡¡¡Alya te besó!!! —bramé colérica. Me impresiona ese don que la rubia tiene para sacarme de mis casillas—. ¡No puedo creer que ella robase tu primer beso! ¡Que envidia! —agregó mi oportuna boquita suelta.
¡Maldito castigo!
—Entonces... ¿no lo imaginé? ¿¡De verdad pasó? —inquirió esforzándose por ocultar lo emocionado que estaba.
—¡No puedes ser tan iluso en la vida! ¡Te buscas que quiera matarte, rubio estúpido! —estallé con frustración, jalando mis coletas para mantener entretenidas a mis manos y no plantar un quiño en su cara de ángel.
Calmar mi extraño malestar de querer golpearlo por no apartarse cuando Alya lo besó, es difícil, casi imposible diría yo. ¿Le costaba empujarla? ¿Acaso era un tonto? ¿Estaba ciego? ¡Era obvio, era demasiado evidente que solo lo utilizó para darle celos al ex! No puedo matarlo, no puedo matarlo, no puedo matarlo. Recuerda las reglas, Ladybug...
¡Recuerda las putas reglas!
—Mi primer... beso. Alya robó mi primer beso —los colores subieron por su rostro llegando a quedar rojo hasta el cuello. Una de sus manos se dirigió hacia su rostro, tocando levemente las comisuras de sus labios—. ¡Y dijo que soy alguien que vale la pena!
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•Symphony of the Soul•
FanfictionEl consejo supremo de Arcángeles ha designado a Marinette como la Serafín de Adrien, lo que significa que ella tendrá que cuidarlo y ayudar a encontrar a su otra mitad. Esto suponiendo que uno de los demonios de Cupido no entorpezca la misión. De es...