《¡Mentirosa!》
Esas fueron las últimas palabras con las cuales se fue a dormir, el amargado princeso.
El Martes por la noche a Adrien casi le da una taquicardia al ver pasar un carro a máxima velocidad. Y como cualquier ser humano su sentido protector pudo más que aquellas leyes impuestas por mi y mis fatales mentiras.
Y sobretodo por mi ascendente alegria que por un momento parecía haber perdido la cordura. Parecía borracha. No, perdón. Estaba borracha. No se como pasó. Esa noche yo no podré ni una gota de alcohol. Pero así me sentía. Mis sentidos no funcionaban, parecía ciervo recién nacido, caminando como toda una diva de un lado a otro. Después me dispuse a jugar caminando al revés, admirando el bello rostro de mi protegido. Hasta lo imaginé como Dios lo trajo al mundo. No se que rayos dije o llegué a balbucear, el gritaba no lo escuchaba.
Hasta que vi de refilón un objeto venir a total velocidad. Para mi bien el auto nunca me alcanzó ni tampoco tenía miedo que lo hiciera. Fácilmente podía atravesarme y sólo ocasionar un ataque de risa. Pero no fue por esa razón.
Adrien me tomó del brazo, jalo y abrazó mi completa anatomía.
Sus largos brazos envolviendome con suma delicadeza, emitiendo una deliciosa sensación que se extendía con su calor. Mis manos deseaban tocarlo.
Transmitia una sensación de paz y tranquilidad, que no sentía desde que deje el cuartel de los serafines.
Una calidez nunca jamás percibida, mi corazón latía fuertemente que pensé estar viva.
El cosquilleo de su acelerada respiración sobre mi cuello. Mandando escalofríos a cada central de mi cuerpo.
El aroma lavanda de su perfume con su olor corporal emanando, en definitiva olía muy bien.
Fueron segundos que en mi punto de vista fueron eternos bajo su toque.
Suspiró por décima vez consecutiva. Adrien no dejaba de analizar su puto libro de finanzas como si hubiera un examen a la vuelta de la esquina esperándolo. No digo que sea malo, un chico inteligente es muy atractivo para algunas mujeres, pero esto está hartandome.
Su rostro esta desfigurado, en una silueta triste. Sus finos labios tienen una linea recta donde debería ir una sonrisa. Sus ojos no tienen el brillo usual. El silencio me comienza a cabrear.
Se la ha pasado así toda la bendita mañana, ignorando mi presencia. Ignorando mis disculpas a través de nuestro contacto mental.
Y todo por no haber desaparecido.
El se puso a llorar. Ahí mismo esa noche. Recuerdo sus lágrimas cayendo por su rostro al creer que había hecho algo incorrecto al haberme salvado. Repetía: 《No te vayas》 Aferrandose mucho más.
Le cayó como balde de agua helada, que todo lo dicho anteriormente fuera una mentira. Y que me halla reído de él mientras lloraba. Creo que eso le dolió más.
Es que... se veía tan tierno.
Y ahí tambien supe que doleria bastante terminar mi trabajo de Serafín.
El hilo de Adrien se hizo mucho más extenso desde la cita con Alya. Pero su color volvió a ser blanco. No faltaba mucho para que se convirtiera en rojo y encontrará su media naranja.
El sonido del timbre dio por terminado las clases del día. Yo daba gracias al cielo internamente. No sólo para mi se hizo tedioso tan aburrido día. Adrien a bostezado como unas quince veces de lo que duró las clases. Alya también se encontraba desaparecida y eso sólo ocasionó más malestar.
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•Symphony of the Soul•
FanfictionEl consejo supremo de Arcángeles ha designado a Marinette como la Serafín de Adrien, lo que significa que ella tendrá que cuidarlo y ayudar a encontrar a su otra mitad. Esto suponiendo que uno de los demonios de Cupido no entorpezca la misión. De es...