10. Jodida estás, jodida estarás

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     Los rumores se expandieron como una epidemia por todo el instituto, es lo único de lo que se ha hablado durante estos días, no hay quien no sepa del chico rubio con fetiches sexuales, de la clase de administración de empresas. Todo cuanto he podido hacer al respecto, es esconderme, como un cobarde, como siempre. No soy valiente, lo sé, tendría que serlo para defender mi posición y tratar de explicar, pero mi voz no alcanza, nunca lo ha hecho. Estoy condenado al rincón del aula para que no me vean, a desaparecer en los recesos para que no me molesten, a encerrarme en el baño para comer en paz, a ser invisible para evitar problemas.

     El director Damocles, en un acto desinteresado, decidió no levantar cargos contra mi, ni hacer escándalo, o manchar mi historial académico. En lugar de eso me entregó unas fichas para ir a la psicóloga de la Universidad. Él no estaba seguro de si yo era o no un pervertido en potencia, pero como las pruebas no eran del todo validas, aquello solo era una prevención para que yo no volviera a cometer nuevamente mis supuestos actos perversos contra una mujer. Por último, me dejó ir de la oficina dando una clara  advertencia sobre las consecuencias que habrían, si la situación se repetía una vez más.

     Curiosamente, durante todo el regaño, la parte dolorosa y triste para mi, fue cuando hizo mención a mi padre, o mejor dicho, al hombre que prestó su apellido para hacerme un favor y darme una oportunidad en tan prestigiosa universidad. Dijo que no teníamos necesidad de molestar al señor Agreste.

     Lo odio.

     Sé que suena tonto, que a muchos chicos teniendo mi edad, poco o nada les interesaría el cariño que un padre pueda otorgar. Pero en mi caso, se podría decir que es todo cuanto anhelo, y que lo extraño, que me encantaría hacerlo sentir orgulloso, o al menos dejar de avergonzarlo con mi mera existencia. Mi familia, es lo más importante, y sin embargo, está rota, no tengo hermanos, mamá está muerta, y papá me odia. No hay nada en mi vida que me genere calidez, y lo detesto, cada vez lo detesto más, porque a estas alturas he perdido la capacidad de distinguir si es así por mi culpa, o si es así porque escapa de mis manos. Lo único de lo que tengo certeza es... que junto con la soledad, la tristeza ha pasado a formar parte de mi vida.

     Y aunque Gabriel me niegue, y yo me hiera con este pensamiento. No quita el hecho de que le tenga cariño, de que quisiera pasar una tarde entera padre e hijo con él. Y que me cuente cómo era mamá, que me de la típica charla incómoda sobre el sexo, y vayamos juntos a ver partidos o de viaje.

     Es utópico soñar con eso, considerando que él nunca tiene tiempo para mi.

     Pero creo que me pasa porque he leído demasiados libros donde las relaciones padre e hijo, funcionan de ese modo.

    ¿Alguna vez he deseado ser como un personaje de mis libros? La verdad sí, de hecho ya perdí la cuenta.

    Los protagonistas suelen ser increíbles y muchos personajes secundarios también. Reyes que gobiernan el monopolio de una nación, príncipes que en sus brillantes armaduras rescatan a la princesa, capitanes de enormes barcos que surcan los siete mares en busca de tesoros, generales de alto rango que consiguen emblemas, soldados de guerra que se preparan para la batalla, músicos que sobreentienden los sentimientos, y magos que revolucionan la alquimia. Son poderosos y seguros de si mismos, valientes, admirables.

     Yo no, yo soy árbol número 3, en un libro, posiblemente mi personaje fuera un campesino, un panadero o el chico al que siempre rechazan.

—¿Es él? —escucho unos murmullos de unas chicas detrás de mi—. Sí, sí es él.

     Han pasado tres días desde lo de los dibujos y las personas me tienen tildado como un posible acosador/pervertido en potencia.

     Chloe se ha hecho cargo de que a través de las redes sociales, mi cara y mi supuesto perfil psicológico se hagan todavía más públicos. Ya no es algo nuevo que las chicas se alejen de mi, es decir, antes se alejaban de mi naturalmente, pero ahora tienen un motivo que lo justifica; les doy más asco.

•Symphony of the Soul•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora