Kunimi se pinta las uñas de los pies sobre la cama. Sabe el riesgo que conlleva, pero confía plenamente en su equilibrio y su destreza. Regados por la cama están fotocopias y resúmenes que ha estado estudiando para llegar con los contenidos frescos una vez de inicio el doctorado. Y al frente suyo, su portátil abierto en una conversación que le debía a Kenma hace tiempo.
Kenma ya lleva puesta la pijama, es de color gris y con estampado de gatos.
—¿Cómo te fue hoy? —la voz aletargada de Kenma también suena como un gato—, tienes otra vez esa cara...
—¿Cara de felicidad eterna y mágica?
—¿Eterna y...?
Kenma se interrumpe. Sus ojos que también son los de un gato se abren y brillan como faros en la oscuridad. Sabe lo que ha ocurrido, sabe lo que se vendrá, y es imposible que pueda evitarlo. Es imposible poner marcha atrás porque Kunimi puede ver a través de Kenma y quiere jugar un poco.
—¡Ya estoy saliendo con Atsumu-kun, my always forever candy sweety boyfriend!
La expresión de Kenma no varía tras aquella revelación de Kunimi, demasiado edulcorada a su gusto. Kunimi no es una persona de la que se esperaría oír algo como aquello, pero sí la persona que sabe elegir las palabras precisas que sacarán de quicio a su interlocutor. A Kunimi le divierten mucho las caras de Kenma y le encanta reírse a su costa, pero Kenma no va a dejarlo ganar esta vez. O no tan fácil. Que Kunimi se esfuerce un poco más. Que se avergüence un poco más.
—Apuesto a que no te atreves a llamarlo «candy sweety boyfriend» en su cara.
—Por supuesto que no. ¿Qué quieres? ¿Qué rompa conmigo antes de cumplir una semana? Como sea... -Kunimi tapa el esmalte de uñas y se echa viento en los pies para acelerar el proceso de secado-, ya regresó a Kansai...
—¿Cuándo?
—Esta tarde. Estuvo en Sendai todo el fin de semana.
Kunimi regresa la mirada al ordenador. Su rostro es neutro, como Kenma tiene acostumbrado verlo.
—¿Estás de acuerdo con eso?
—¿Con qué?
—Con una relación a distancia.
—Claro. Siempre hemos tenido ese tipo de relación, ¿no? Esa ha sido la tónica. Caso diferente sería si la distancia no hubiese aparecido desde el inicio, sino como un agente extraño y potencialmente destructivo en medio de una relación ya establecida. Eso no quiere decir que me guste cuando no estamos juntos, al contrario. Lo echo de menos. Me gustaría estar con Atsumu todo el tiempo.
Y pone ojos de caramelo. Kenma hace un esfuerzo por no rodar los ojos. Kunimi no va a ganar, no lo hará esta vez.
—¿Cuándo volverán a verse?
—Dice que vendrá a Sendai para las vacaciones de primavera, a condición de que yo vaya para el O-bon, pero a mí me gusta la fiesta que hacen aquí y no creo que en Kioto pueda ser mejor.
—Eso no lo sabrás hasta que lo veas con tus propios ojos y puedas comparar.
—No hay color, no lo hay. Todos saben que la de Sendai es la mejor.
—Un verano lo pasé en Kioto y ha sido uno de mis mejores veranos.
—Qué va a saber un tokiota.
—Lo suficiente: dónde comer, a qué hora comer, y qué comer.
—Quizá pueda transar con Kioto..., Si Atsumu viene esta primavera, ¿te gustaría venir tú también?
No, Kenma no quiere eso, para nada.
—Sería genial que se conocieran—, presiona Kunimi.
—Ya lo conozco.
—Sí, en fotos y recortes. No es lo mismo.
—Puedo hacerme una idea de qué tipo de persona es, y definitamente voy a evitarlo.
—¿Y eso?
—La tranquilidad y la paz son cosas muy apreciadas por mí.
—He is the one, Kenma.
Kunimi va a agregar algo más, pero se detiene. Su cabeza entera se torna de un rojo muy brillante, casi radiactivo, y se ve obligado a ocultar su rostro tras sus manos. Por su cabeza acaba de pasar una frase tan cursi y melosa, que no es siquiera capaz de pronunciarla.
Kenma 1 - Kunimi 0.
—Realmente te gusta.
—No lo digas tan sorprendido.
—Y tú no ocultes tu rostro tras tus manos.
Sin dejar de presionar sus manos contra su rostro, Kunimi sigue hablando.
—¿Crees que podrías venir para primavera? Me gustaría de verdad que lo conocieras. Estaba pensando hacer una reserva en un bar cercano a donde arriendo. Podría invitar también a Kuroo y a Tsukishima, si eso te hace sentir más a gusto.
—No hagas eso.
—Bien, Kuroo y Tsukishima quedan fuera.
—No, no me refiero a eso. Sino a lo otro. A que Atsumu te conozca en «tu ambiente».
—¿«Mi ambiente»?
—Cuando estás con otros homosexuales se te escapa esa loca que llevas dentro y... no. Tú no quieres que Atsumu descubra ese lado tuyo, no todavía.
—Entonces con mayor razón tienes que venir, para que actúes como buffer gay.
—Yo nunca he cambiado en nada lo loca que puedes llegar a ser.
—En todo caso, cómo es que lo sabes, ¿acaso hemos quedado todos mis amigos homosexuales y tú? La mayoría viven aquí en Sendai, y tú todavía no viajas a Sendai.
—Cuando nos conocimos. Estábamos precisamente Kuro, Tsukishima, tú y yo.
—Oh... ¿y me comporté como una loca?
—Se te salía la pluma, sí. A los tres. En realidad el que me sorprendió fue Kuro: nunca lo había visto así. Y he visto gran variedad de «Kuros» en mi vida.
—Ven esta primavera. Kuroo seguramente se pondrá muy contento de verte.
Kenma, sin cerrar la ventana de chat que mantiene con Kunimi, observa el contacto desconectado de Kuroo. Antes se le acumulaban los mensajes sin leer de parte de Kuroo, y lo llamaba en momentos inoportunos. Quizá ahora sea Tsukishima a quien se le acumulen los mensajes sin leer y las llamadas a deshoras. Es como deben de ser las cosas.
—Voy a pensarlo —dice Kenma, sin despegar sus ojos del contacto de Kuroo.

ESTÁS LEYENDO
How Can U Luv Me
FanfictionCómo puedes amarme si yo no te agrado. Kuroo x Tsukishima. Otras ship secundarias.