XIII

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(recapitulación: Kuroo se confiesa a Tsukishima y este acepta salir. Descubre que sus sentimientos por Kuroo son más hondo de lo que imaginaba, y aunque se siente distinto, no es una mala sensación. Kuroo, en su nueva vida en Sendai, descuida su amistad con Kenma. Yamaguchi y Yachi mantienen una relación inestable que preocupa a Tsukishima. Kunimi se ha hecho novio y quiere presentarlo a sus amigos gays.)



Es medianoche. No hay muchas opciones de transporte público a esas horas, y luego de consultar con un colega, Tsukishima camina hacia la esquina del hospital, a espera de un taxi. Se suponía que cenaría con Kuroo porque cumplían cierta cantidad significativa de tiempo. No podría precisar si llevan dos o tres meses porque no es ese tipo de persona que cuenta los días. Accedió a la cena porque Kuroo parecía ilusionado, y al final logró transmitirle parte de su ilusión.

Chequea nuevamente la hora en su reloj. A esas alturas la cena ya se ha estropeado, igual que la efervescencia de Kuroo. Tsukishima intenta evadirse con la música. Por sus audífonos le llegan las melodías de The Smith, para variar.

Por fin un taxi. Instruye al chofer que vuele por las calles casi desiertas de Sendai y no espera el vuelto porque cada segundo que pasa acentúa el daño.

No se habían podido ver en toda la semana. Compartían videollamadas, y algunos audios, y eso había sido. En uno de esos audios, Kuroo le recordó el aniversario.

—Sé que no llevas la cuenta, y creo que eso habla mejor de ti que de mí. Aquel día en el café solo quería decirte lo que sentía, necesitaba que supieras cómo me sentía, y tú hiciste lo impensado y decidiste darnos una oportunidad.

—¿Es cierto? ¿Estabas impuesto a un rechazo?

—A partir de entonces, ha sido como una explosión. Tsukki, estoy intentando guardar la compostura, y no dejarme llevar por lo cursi, pero no puedo. Quiero que celebremos el tiempo que llevamos juntos. Será algo sencillo, entre tú y yo. Pensaba preparar una cena en casa. Ya sabes, velas, vino... a lo mejor flores.

—No, flores no.

—Bien. Velas y vino.

Tsukishima creyó que llegaría a tiempo. Sabía que sería difícil ser puntual, pero nunca más de dos horas de retraso, para qué decir cuatro horas.

Duda si esperar el ascensor o subir por las escaleras. Al final decanta por esperar. Los espejos de la cabina le regresan el reflejo de un tipo agitado, con los pelos desaliñados. Tsukishima se mete la camisa dentro del pantalón y trata de aplastar el cabello contra el casco.

Antes de abandonar el ascensor guarda los audífonos en el bolsillo del pantalón. Morrisey no le ayudó en nada. Morrisey solo ha ayudado para hacer a Kunimi y Kenma buenos amigos. Aunque a veces tiene esa sensación de que nadie es capaz de disfrutar la música como él lo hace, la música aún no le ha ayudado cada vez que acude a ella.

Se detiene frente a la puerta. En cierta ocasión, no podría precisar cuándo, Kuroo le dejó una copia de las llaves del departamento. Ocurrió muy casual y espontáneo, como muchas de las cosas de Kuroo. Él tenía que ausentarse un par de días por motivos laborales, y tras pensarlo algunos segundos, le dejó una copia de sus llaves a Tsukishima, «si acaso Yamaguchi y Yachi se ponen muy ya sabes...». Tsukishima vio la llave que le tendía Kuroo y no dudó en tomarla ni en refugiarse en el departamento como si fuese suyo. Hurgó entre los cajones, ordenó la alacena y el refrigerador de un modo que le pareció el más lógico, se vistió con ropas ajenas que le iban grande, y al final compró productos de limpieza (sus marcas favoritas) e hizo el aseo. Todo quedó documentado en Instagram, como debía ser. A su regreso, cuando Tsukishima le iba a regresar la llave, Kuroo le dijo que la conservara, por cualquier eventualidad. En su momento, aquel gesto no significó nada para Tsukishima

How Can U Luv MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora