Una de las actitudes de Kunimi que a Tsukishima más le irritaba durante aquel período en que fueron novios, era su impuntualidad. A propósito, llega unos quince minutos tarde al lugar de encuentro. Kunimi, por supuesto, no está ahí.
Aparece luego de transcurridos otros quince minutos más. Se ve agitado. Sus mejillas rojas sobresalen de su bufanda y lleva el cabello despeinado.
—Hice lo que pude. El autobús... el autobús no...
—Hey, respira.
—Entonces tuve... ocho calles...
Kunimi descansa apoyado en sus rodillas. Tsukishima no lo espera. Deja a Kunimi recuperar aire mientras entra y elige una mesa. Le adelanta los pedidos a la camarera. No cree que los gustos de Kunimi hayan cambiado porque Kunimi entero no lo ha hecho. Cuando Kunimi entra lo espera una infusión de hierbas y una tarta de caramelo. Tsukishima come de una tarta de fresa.
—No sé si sentirme halagado u ofendido.
—Siéntete ofendido. Eres demasiado predecible.
—Me ha sorprendido tu mensaje. ¿Ocurrió algo?
—No...
—Ya sé. Tienes dudas porque sales con Kuroo-san.
Tsukishima abre mucho sus ojos, incapaz de ocultar su asombro. Kunimi reboza satisfacción.
—Parece que seremos dos los ofendidos.
—¿Por qué sabes que estoy con Kuroo-san?
—Kenma. Antes de que me digas algo, ¿puedo hacer un paréntesis para compartirte una buena noticia sobre mí?
Tsukishima agradece el paréntesis porque sigue aturdido.
—Me aceptaron en el doctorado.
—Ohh...
—Eres el primero en saberlo. Hoy tuve la última entrevista frente al comité y me dieron la respuesta enseguida.
—No sabía que pensabas seguir estudiando.
Kunimi revuelve su infusión y bebe un sorbo. Un zumbido resuena desde su pecho. Kunimi se abre la guerrera y saca del bolsillo interno un iPhone. Es el último modelo que ha salido al mercado. Kunimi pide permiso para tomar el llamado. Se da media vuelta en la silla y cubre sus labios mientras habla.
Tsukishima observa a Kunimi con nostalgia. No llegaron a salir más de seis meses, pero aprendió a conocerlo en aquel tiempo. Quizá Kunimi no fuese tan predecible. Quizá ocurrió que pasaron juntos mucho tiempo.
Fue durante unas vacaciones que Tsukishima le presentó a Kenma y Kuroo. Se toparon en la única excursión que hicieron a Tokio y todos juntos pasaron una agradable velada. Kunimi y Kenma se hicieron amigos. A ambos les gustaba jugar Zelda y escuchar cosas como Morrissey.
Por teléfono, Kunimi le comenta sus resultados del doctorado a quién fuese que estuviese al otro lado de la línea. Hay algo, algo, que los hace brillar. Su mirada desprende una calidez que Tsukishima no recordaba haber visto desde que ellos empezaron a salir.
Se le arrebolan las mejillas. Su sonrisa le contagia alegría.
—Es un amigo —se explica Kunimi tras cortar y juega con la cucharita del café—. Es... yo creo que pronto seremos novios.
—¿Crees?
—Es bastante obvio que nos gustamos... Como lo tuyo con Kuroo.
—No, para mí no ha sido obvio. No sé qué sienta Kuroo-san, pero ya veo que no sentimos lo mismo.
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How Can U Luv Me
FanfictionCómo puedes amarme si yo no te agrado. Kuroo x Tsukishima. Otras ship secundarias.