XIV

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—¿Cuándo me dejarás conocer a tu familia? —pregunta Kuroo. Con la oreja sobre el pecho de Tsukishima, puede escuchar los latidos de su corazón, y sentir el subir y bajar de su respiración acompasada.

Tsukishima juega con los cabellos de Kuroo.

—Pues... nunca, ¿qué te parece eso?

—Vamos, ¿no quieres que me conozcan?

—Mis padres nunca han conocido a mis novios.

—Por qué. No digas «porque no».

Tsukishima intenta salir de la cama, pero Kuroo lo abraza fuerte, haciéndolo su prisionero. Sus ojos, traslúcidos y sinceros, demandan que se le responda.

—Solo quiero preparar un café, Kuroo-san.

Kuroo lo abraza más fuerte.

Tsukishima le devuelve el abrazo y se inclina a besarlo. Sube la intensidad. Cuando Kuroo se deja llevar, Tsukishima aprovecha para escurrirse y prepararse el café. Kuroo protesta.

—Tengo que trabajar, y lo sabes.

—Ya me conocen todos tus colegas de trabajo.

—No por iniciativa mía.

—¿Y si voy yo y me presento ante tu familia? —Tsukishima niega—. Bien, no insistiré más. Pero pensaba que yo era distinto, ¿sabes? Quiero decir, al resto de tus otros novios.

Tsukishima hierve el agua. Es distinto, sin dudas.

—¿Y Kunimi? ¿Tus padres lo conocen? ¿Tu hermano?

Tsukishima moja el papel filtro y vierte dos cucharadas de café. Espera el agua. Tiene que contestar bien a la pregunta.

—No creo que sospecharan... lo conocían antes, cuando solo éramos amigos. El tiempo que fuimos novios le prohibí acompañarme a casa. No me preguntes por qué, soy así. Prefiero, si es posible, tener separadas las cosas.

—Ya...

Tsukishima se sirve una taza de café, otra a Kuroo. Con la cucharilla al borde de la porcelana, Tsukishima se atreve a exteriorizar una duda que le ronda hace varios días.

—¿Te molesta que sea amigo de Kunimi?

—¿Honestamente?

—No debería molestarte. Es uno de mis mejores amigos. Y de eso se trató siempre. Nunca dejó de ser un buen amigo.

—Ya —repite Kuroo. Está concentrado en examinar su reflejo en la superficie negra del café—. Eso es lo que tú sentías. Pero qué hay de Kunimi.

Tsukishima le da una patada a Kuroo bajo la mesa. Es una patada que no esconde nada de agresivo, y que Kuroo interpreta como una llamada de atención

—Kunimi ahora está ahora con otro chico. Lo que alguna vez sintió por mí ahora lo siente por alguien más.

—No siempre soy celoso —aclara Kuroo—. No sé. Perdóname. Es que precisamente conocí a Kunimi cuando salían juntos. Yo estaba seguro de que ya no me gustabas y que te había superado, pero no fue así. Y es precisamente porque sé lo que es arrastrar un amor durante años que me cuesta aceptar a Kunimi.

—Te repito que Kunimi está con otra persona.

—¿Con quién?

Tsukishima se encoge de hombros; bebe de su café.

—No me ha querido decir, solo me ha dicho que es alguien que yo ignoro que Kunimi también conoce y que me sorprenderá. Así que no puede ser nadie de la facultad, empezando.

How Can U Luv MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora