Capítulo ∅: Los olvidados

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Escucha, el estruendoso grito de las almas en pena, cuanto tiempo más podrá esta especie seguir de pie ante la imponente presencia del la muerte.

Se puede ver la figura de un joven llamado Raz, 17 años, de piel morena y cabello oscuro, caminando por las desoladas y desérticas calles que silenciosas dejaban de marcar una verdadera ruta segura.

Con una capucha café, unos pantalones gruesos del mismo color, un cubre bocas gris y una gran mochila con varias bolsas en los costados, marchaba a paso lento y precavido.

Raz-Debería de regresar ya, no puedo arriesgarme tanto alejándome mientras anochece.
*preocupado*

~latas moviéndose~

Raz-"¡¿una trampa?!, no puede ser, como pude ser tan descuidado de los piratas!"
*Nervioso*

En eso un grupo pequeño de "piratas" salen de entre los escombros, conformado por 3 hombres de entre 30 a 40 años de edad y un adolescente, aparentemente de su misma edad.

Hombre 1-Buenasss!!, niño.
*Burlón*

Dijo el que parecía ser el líder del grupo en un tono que no le inspiraba confianza a Raz.

Hombre 2-Vamos, entréganos la mochila y no te aremos daño, ¿que te parece?
*Tranquilo*

El tercer hombre y el chico no decían nada, solo se acercaban cada vez más rápido a nuestro protagonista mientras sacaba cada quien una navaja color amarillo con líneas negras.

Raz-"...Ya es tarde...¡Maldicion! ¡Maldicion!, ¡¡¿Por qué a mi?!!"
*Preocupado*

Sudando a mares y con un gran miedo que le recorría la columna ve como el sol comienza a descender en el horizonte, ignorando por completo a sus asaltantes.

Hombre 1-¡¡Mátenlo ya!!
*Emocionado*

~Grito distorsionado~

A la orden del líder todos sus acompañantes se lanzaron contra Raz, pero, frenaron en seco al escuchar los horribles y potentes gritos de una criatura enorme, con ojos y dientes resplandecientes y que al parecer se deformaba de manera errática como si de plasma se tratase.

El grupo de bandidos contemplaban sus últimos segundos de vida pero, en lo que a Raz respecta...

Raz-"¡¡Corre!! ¡¡Corre!! ¡¡Corre!! ¡¡Corre más rápido maldita sea!!"
*Estresado*

~¡¡¡AAAH!!!, ¡¡¡DUELE!!!, ¡¡¡NO QUIERO MORI...

Los gritos desgarradores eran solo un incentivo más para no mirar atrás, pero lastimosamente estaba demasiado lejos de un lugar seguro.

Pensando rápido, Raz se tira al suelo, ocultándose con la puerta de un taxi y un tablón de madera mojada.

Había anochecido y los "demonios de luz" se escuchaban por todos lados así como los vanos disparos y llantos de los que morían ante semejantes depredadores sobrenaturales.

•POV• (Raz)

Heme aquí, asustado cubriendo mis oídos mientras tiemblo como un chihuahua nervioso.

La verdad, no se si podré aguantar la noche sin que una de esas cosas me mate, no quiero morir ahora, mi familia me necesita y no puedo fallarles con mi partida.

•A la mañana siguiente•

El sol había salido, adornando el cielo de un color rojizo tétrico, acompañado del apestoso y pútrido olor del cadaver de una pequeña niña que no sobrevivo la noche anterior.

Quitándome de encima la puerta de taxi, me reincorporo para tallar mis ojos y seguir con mi camino al refugio, no sin antes voltear a ver los restos que quedaron de la infante con tristeza y pesar.

Habiendo pasado más de 4 horas caminando sin parar, al fin conseguí llegar a mi hogar, un contenedor que se encontraba por debajo de una montaña de basura.

Entrando a mi único refugio, me quito la capucha, el cubre bocas y la casi vacía mochila, de la que saco una lata de atún, dos rebanadas de pan seco y una pequeña botella de agua.

En dos colchones se encontraban mis amados familiares en un estado tan debilitado que casi no podían ni moverse.

Me partía el corazón ver a mis seres queridos en tales condiciones de salud, y todo por esos malditos monstruos.

Me como una rebanada de pan y le doy un trago pequeño a la botella, entregándole el resto a mis padres.

Raz-...Les prometo que haré todo lo posible para que puedan recuperarse...
*Frustrado*

El silencio fue cortado por el sonido de las sabanas moviéndose lentamente, y la mano de mi madre se posa sobre mi mejilla, limpiando las lágrimas que comenzaron a inundar mi rostro.

Madre-Hijo...te amamos y estamos orgullosos de ti...no desperdicies tus fuerzas...en nosotros mi amor...queremos verte feliz...pero eso es algo que solo tú...tendrás que buscar...sin nosotros.
*Tenue y débil*

Su cálida y suave voz relajo mi dura expresión de tristeza y disipo las voces de impotencia en mi mente, solo para darle una sonrisa melancólica y pronunciar las siguientes palabras.

Raz-¡Jajaja!, nada me haría más feliz que su compañía.
*Sonriendo*

El agotamiento hizo desplomarse a Raz en su cama, si es que a un intento de catre se le puede llamar cama que se encontraba entre varios escombros. Momentos antes de dormir, se quedó pensativo en lo que haría unas pocas horas más tardes y en si su hermano estará bien. Siempre se va por semanas pero regresa sano y salvo con muchas provisiones. Siempre se adentra en los lugares más peligrosos...

.
.

Otro dia más de sufrimiento en este mundo desolado pero lleno de los "demonios de luz". ¿Cuanto más tienen que soportar esto? Y los piratas empeoran las cosas.

.

Me dispongo a seguir en mi búsqueda de alimento para mis padres. Lo único que me mantiene cuerdo es su existencia, pero aveces quisiera ya no seguir más el camino y perderme muy, muy lejos.

Me despido de ellos. -cuidate mucho hijo- me dijo mi madre. Yo solo les di un beso en sus mejillas y salí de nuestro escondite.

Tras horas caminando, cuidandome de los demonios y los piratas, analizando en que zona me dedicaré a explorar, una zona a la que no quería llegar pero no tengo opción, en los otros lugares hay menos comida y más peligros.

Adentrándome aún más, muy al centro de esa zona. No logro ver ningún peligro cerca, ningún sonido con el que yo pueda percatarme de la presencia de alguien. Sigilosamente voy al interior de un gran edificio, algo que por lo general es un grave error pero algo me dice que no hay nadie aquí, en toda esta zona pero creo que tampoco hay alimento... No puede ser! Hay un resplandor entrando desde el cielo. Un demonio de luz, tengo que ocultarme.

Rápidamente raz se movilizó a una especie de oficina, y en unos lockers muy maltratados se ocultó. Viendo aquel resplandor enorme que iluminaba todo el interior del edificio.
Raz muy nervioso, intentaba no hacer el más mínimo ruido pero noto algo extraño. Ese resplandor no se movía y lo más raro aún era que no escuchaba ese ruido infernal que provocaban los demonios de luz.

Paso casi una hora y ese resplandor se mantuvo ahí, inmóvil y todo en silencio. Raz temeroso sale de su escondite. Con extremo cuidado camina hasta una de las ventanas y se asoma para darse cuenta de que lo que el creía que era un demonio de luz, era un extraño resplandor inmovil en medio de la zona; como un gran foco pero no sucedía nada.

-eso no tiene la forma de un demonio de luz- se dijo en su mente -Pero entonces... ¿Qué es?

Raz dudaba en lo que estaba a punto de hacer, siguió con cautela y salió del edificio, el resplandor era cálido al contacto con su piel sin llegar a lastimarle tampoco la vista, entonces ahí sintió una gran calma, una que jamás en su vida sintió. El resplandor de intensificó al punto de que aún con los ojos cerrados, raz tenía que cubrirse con su antebrazo.

Y el resplandor se desvaneció lentamente hasta desaparecer y en la entrada de ese edificio, sólo quedó una mochila con un termo que tenía muy poca agua, una pequeña pieza de pan y las ropas de aquel sujeto alguna vez llamado Raz Grey Zayer.

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MLP: Lágrima de PlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora