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Elisa

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Elisa

Quince días del testamento

Cada día la situación en el campo era peor, desde el día que habían encontrado la vaca muerta, el SAG había dejado en cuarentena la lechería, la venta de carne, y compra y venta de bovinos. Porque creían que podía ser una peste, y mientras los exámenes no demostraran lo contrario, no podían vender ni comercializar ningún tipo de animal.

Óscar estaba desesperado, y su mal humor le llegó a ella directamente, ya que de pasar unos días tranquilos y en amistad. Ahora sólo lo veía de repente, y todo apurado, con preocupaciones.

Ni siquiera encontraba un momento para hablar por celular, casi no pasaba en el trabajo, se limitaba a levantarse temprano y salir rumbo a Valdivia para solicitar prórrogas al SAG, que no le daban debido a la gravedad del envenenamiento. Pero esa noche lo esperó, lo vio bajar de la camioneta abatido, cabizbajo, al parecer no la había visto. Estaba por llegar a su lado cuando salió de la casa Javiera.

-¿Nada? Te estaba esperando...- Dijo ella acercándosele.

- Nada, estoy harto.- Subió los tres peldaños que llegaban a la entrada y quedaron frente a frente, Javiera acarició su barba y él cerró los ojos.- Estoy cansado, buenas noches.

- ¿Quieres que me quede?- Lo vio fruncir el ceño, pero negó con la cabeza.

- No es necesario, ya hablamos Javi. Gracias por preocuparte, hasta mañana.- Cuando Óscar entró a la casa sintió a Bernie a su lado, estaba por irse para dejarlo descansar, cuando vio la puerta de la cocina abierta. Su corazón comenzó a latir desbocado, la adrenalina que sentía con sólo pensar en entrar nuevamente a su dormitorio, la dejaba exhausta. Pero avanzó, como si una fuera sobrenatural le acompañara. Le diera el impulso para seguir y no detenerse. Bernie la precedió sabiendo dónde se dirigía, las luces de la casa estaban apagadas y sólo la del pasillo le iluminaba, pero ya conocía el camino. Abrió la puerta despacio, pero al parecer estaba en el baño, pero le dio temor al no escuchar nada. Estaba por llamarlo cuando vio el celular encima de la cama, tocó la puerta del baño, y tampoco escuchó a nadie. Bernie parecía completamente alerta, y esa actitud le hizo tomar la decisión de abrir la puerta. Lo primero que sintió fue el aroma de su shampoo, y el vapor inundarla. Pero aún así no escuchó a Óscar, se acercó lentamente a la tina y estaba sumergido, como por instinto le tiró del cabello y lo sacó del agua.

Sin Fronteras [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora