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Óscar Gutiérrez

Mientras tocaba esa piel, cada molécula de su cuerpo fue siendo consciente de lo que hacía, toda su piel parecía explotar en cada caricia. Deseaba tanto a Elisa, que ni siquiera había sido sincero con él mismo al no admitirlo, y hacer como si nada pasara.

Esa mañana cuando vio todo lo que acontecía, con Marcos y la madre de Elisa, se dio cuenta que no podía estar lejos de ella, que no podía alejarse, aunque quisiera ya no podía hacerlo. Lo único que en ese momento pasaba por su cabeza, era sentir esa suave piel entre sus dedos, y rozarla con su lengua. Lo que creía la excitaría a ella solamente, lo tenía duro como piedra, su miembro lo único que deseaba era sumergirse en la zona íntima y acabar como un loco. La recostó en la cama, despacio y comenzó su minuciosa y exquisita exploración.

Sabía que ahí debía actuar con cautela, estaban en la casa de la madre de Elisa, estaba ella presente y su tío. Los había espiado mientras se escabullía, y estaban durmiendo, pero corrían el riesgo que alguien los escuchara, así que intentaba en cada chupada a la piel de Elisa, cubrir la boca con una mano. Cuando llegó a sus pechos, se deleitó al mirarlos, pero ya meterlos en su boca le pareció a gloria. No tenía unos pechos grandes ni voluptuosos, pero calzaban a la perfección para él. Chupó suavemente uno, y luego mordisqueó el otro, jugando. Pero comenzó a hacerlo con más intensidad y los gemidos de Elisa, fueron subiendo el tono. Se acercó a su boca, y la besó largamente.

-No debes meter ruidos... te prometo que para la próxima te haré gritar más...- La miró guiñando un ojo, y asintió agitada. Continuó rozando la piel de ella, era tersa y suave, con tonalidades más morenas en algunas zonas. Que le encantaron. Ella no se quedó quieta y le ayudó a quitarse la camiseta, vio su mirada llena de deseo. Jamás alguien le había mirado así, y su cuerpo se revolucionó, esa mujer estaba cambiando muchas cosas en sus sentimientos. Algo que podía confundirlo por momentos.

Elisa se acercó y besó su pecho, la miró a los ojos y se dio cuenta de lo temerosa que estaba. No quiso apresurarla, ni adelantarse, quería que todo fluyera solo. Parecía que siempre había deseado estar ahí, con ella. Sus manos tocaban sin recato, y aumentaba la temperatura, como si eso aún fuera posible. Los short de Elisa, eran muy coquetos y hacía que acariciara sus piernas y quisiera meter mano. Pero estaba esperando...

Sin Fronteras [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora