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Óscar Gutiérrez

Habían pasado seis meses desde su última conversación, pero siempre que podía la veía. Sabía la hora que bajaba del bus, hasta la hora que salía rumbo a Viña del Mar. Pero jamás había vuelto a hablarla, sabía que era su tarea más difícil. Pero al menos creía que podía hacerlo, ya el dolor no era tan fuerte, ni tan sosegado.

Ese día recibió la misma carta, que debía estar leyendo Antonella y Elisa en ese momento, al igual que Eleonor. Miró a su madre por encima del papel, y vio su rostro desfigurado.

-¿Qué hiciste?- Le preguntó su madre, con los ojos llorosos.

- Lo correcto, madre. Nada más que lo correcto, algo que me hubiese gustado que hicieran por mí.- Dijo levantándose con su vaso de licor.

Se había acostumbrado a tener que beber un vaso de whisky antes de acostarse, sino los pensamientos atormentaban su mente, y le daban sólo deseos de llorar. Caminó a las escaleras y entró a su dormitorio, tenía casi todo empacado, al día siguiente se iría a su casa. Marcos le había dejado un terreno que siempre había anhelado donde estuviera su hogar, ahora podía hacerlo. Su madre jamás había imaginado que su empeño de irse de ahí, se debía a que esa casa volvería a ser de sus dueños. Los Martínez, Eleonor debía estar dichosa. Por eso cuando tocaron la puerta al día siguiente se imaginó que sería ella, no estaba equivocado, pero no venía sola, ni con intenciones de volver a su hogar.

-Si crees, Maritza que deseo que salgas de acá, estás muy equivocada. No soy como tú.- Las palabras firmes de Eleonor lo impresionaron, pero a ciencia cierta, sabía que no había comparación una con la otra. Su madre era tierna y amorosa, con él. Pero cuando se refería a los bienes, siempre había mirado más eso que otra cosa.- Vengo a darte la casa... por eso vengo con mi abogado. Ayer cuando supe ésta noticia, me tomó por sorpresa, pero no por mí. Si no por Óscar, ni siquiera me imaginé lo bondadoso y honrado que podías ser...- Le dijo mirándolo.- Al menos en algo no falló, Marcos. Que vio algo diferente en ti, y le supo sacar provecho.

- Eleonor...- Su madre al escucharle, se le llenaron los ojos de lágrimas y la abrazó.- No sabes cuánto agradezco tus palabras, pero Óscar hizo lo correcto. Es tu casa. Yo no tenía ningún derecho a apoderarme de esto, ni de tu...

- No digas tonteras, Maritza. Estabas más enamorada que yo de Marcos, no revolvamos el pasado, bien éste es el documento que debes firmar.

Las vio hacer los documentos y firmó como único testigo, el abogado lo miró y pareció que quería decirle algo, pero se contuvo. Le dio una sonrisa cómplice, y caminó a la salida. Recién ahí se volvió y le habló. Eleonor se quedó más atrás hablando con su madre, y le tomó la mano en despedida.

-Soy amigo de Eleonor desde hace muchos años atrás... conocía a Marcos pero cuando ellos se separaron, elegí quién sería mi amiga. Quería decirte esto, porque siento que debes saberlo.

Sin Fronteras [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora