Capítulo 26: Flechada.

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Al día siguiente.

Samantha.

Despierto en la cama de Chloe, desnuda y abrazada a ella. Admito que me gusta que sea de una plaza y media, además lo bueno de esta pequeña es que irradia calor. Me pongo de espaldas y me paso las manos por la cara; no avise a mis madres que no llegaba y no avise acá que me quedaba. Qué vergüenza.

Miro la hora, las 9.25, dormimos bastante para quedarnos dormidas cerca de la medianoche y es que, con Chloe, es difícil mantener la pasión a raya. Me sorprende que no nos hayan molestado las tías o su hermano, espero que no se haya oído nada. Miro de reojo la almohada puesta en el respaldo y la pared; me rio bajito, recuerdo cuando le dije que no era mi culpa que fuese más liviana. Chloe hace un ruidito y se incorpora un poco mirando a la pared con el pelo cubriendo su cara. Se peina y se gira, me vuelvo a acomodar de lado abrazándola.

-Hola - susurro. Arruga la nariz.

-Hola tú- bromea, antes de que me queje se acerca y deja un par de besitos sobre mi boca. Sonrío. Me siento como una mocosa. - ¿Cómo amaneciste? ¿Cómo te trata la vida? -Bromea.

-Amanecí bien, no me quejo. -Respondo ambas, Chloe frunce el ceño. Se viene la indignación.

-Deberías estar saltando en un pie mortal- arruga la frente- estuviste conmigo.

-Y fue maravilloso- le doy otro besito a propósito en su enfurruñada expresión, se ve graciosa con los ojos cerrados. -Pero ya me tengo que ir.

-Muy rico todo, pero me voy- responde ella. Nos reímos.

Admito que después de tantas peleas, sabemos muy bien cuando estamos puramente molestando.

-No tengo problemas con la vida- digo ahora con sinceridad- ojalá despertar más así. - Bajo mi mano de su zona lumbar a su trasero, lo acaricio.

-Oye- dice bajito y con voz profunda; se pone boca abajo y apoyándose de un codo se acerca quedando la mitad de su cuerpo sobre el mío. - No abuses de la hija de tus amadas tías. -Besa delicadamente mi cuello. La abrazo con firmeza y de un impulso hago que rodemos y quede debajo de mí.

-Es tarde- la beso apasionadamente sin miramientos. Chloe me acaricia la espalda y la cintura. Nos separamos, quedamos con ambas narices casi tocándose y me pierdo en sus ojos. Son brillantes, amarillos como el sol; como ver el amanecer. Quizá por eso me atraiga tanto su vitalidad, me da alegría el solo verlos. Abro y cierro los míos un poco sorprendidos, claramente ya es imposible volver al pasado, no podría siquiera responderle como antes.

- ¿Estás bien Sam? - Acaricia mi cabello para ver mejor mi rostro.

-Demasiado bien- se impresiona mi amargado cerebro- estoy feliz. -Esbozamos idénticas sonrisas.

Tocan la puerta.

-Chloe- es tía Kate. - ¿Chicas despertaron? -escucho un bostezo.

-Si- dice Chloe -acercándose y mordiéndome suavemente el labio inferior.

-Vengan a desayunar. - Dice, se escuchan sus pasos hacia el living.

-Hmmm -Digo buscando mi ropa, veo unos pantalones por el suelo; una polera de Chloe, calcetines y las zapatillas.

-Recuerda que dejamos la ropa interior bajo la almohada- susurra.

-Ah- la busco. -Casi se caen- comento encontrándolas al final.

-Es que eres una bestia- hace como que se ruboriza. -Pobre e inocente Chloe.

-No. - Respondo simplemente. Nadie podría creerse eso. Le entrego la suya y nos empezamos a vestir.

Mi pareja perfecta IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora