Capitulo 15

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No había palabras que intercambiar entre Ryeowook y Yesung en la caballeriza. La luna estaba oculta entre las nubes, como un anillo de humo en la oscuridad.

Ryeowook fue absurdamente consciente del sonido de su respiración, de sus zapatos hundiéndose en el suelo de grava, de la vital presencia de Yesung a su lado.

Un mozo de cuadra saludó con la cabeza a su paso en el cálido y oscuro interior de los establos. Después de haberse acostumbrado a las frecuentes idas y venidas de Ryeowook, habían aprendido a dejar que el hiciera lo que quisiera.

El olor acre de los establos, caballos, estiércol, combinados eran una fragancia familiar y tranquilizadora. En silencio Yesung la siguió por el edificio, pasando por los pura sangre y un caballo de carreta. Los animales relincharon y volvieron la cabeza al pasar.

Ryeowook se detuvo en el puesto de la mula.

– Este es Héctor - dijo.

La mula pequeña se acercó a saludarlos. A pesar de sus defectos, o quizá debido a ellos, era un ser entrañable. Su aspecto era terrible, tenía una oreja torcida y llevaba una expresión perpetuamente alegre.

Yesung se acercó para acariciar a Héctor, que se restregó contra de su mano. Su gentileza con el animal era tranquilizadora. Tal vez con suerte, pensó Ryeowook, no estaba tan enojado como el había temido.

Tomando una respiración profunda, dijo

- La razón por la que lo nombre Héctor...

-No - Yesung se movió con una rapidez sorprendente, atrapándola contra el poste de la parada. Su voz era grave y áspera. - Vamos a empezar con esto: ¿Ayudó a Seohyun a escribir esas cartas?

Ryeowook abrió mucho los ojos mientras miraba su rostro en la sombra. La presión de su sangre aumento y un rubor cubrió la superficie de su piel.

– No - acertó a decir: - No le ayude.

-Entonces, ¿quién fue?

-Nadie le ayudó.

Era la verdad. Aunque no era toda la verdad.

-Usted sabe algo. - insistió. - Y va a decirme lo que es.

Podía sentir su furia. El aire estaba cargado con él. Su corazón latía como el de un pájaro asustado. Y él luchaba para contener una oleada de emoción que era más de lo que podía soportar.

-Déjeme ir - dijo con una calma excepcional. – Este comportamiento no nos hace bien a ninguno de los dos.

Sus ojos se estrecharon peligrosamente.

- No utilice la voz que usa para entrenar a los perros conmigo.

-Esa no fue mi voz de entrenamiento para perros. Y si usted está tan empeñado en llegar a la verdad, ¿por qué no le pregunta a Seohyun?

-Ya se lo he preguntado y mintió. Como usted está mintiendo ahora.

-Siempre ha querido a Seohyun. – le soltó.- Ahora puede tenerla. ¿Por qué es tan importante un puñado de cartas?

-Debido a que me estaba engañado. Y quiero saber cómo y por qué.

-Orgullo. - Ryeowook dijo con amargura. - Eso es todo para usted. . . su orgullo mal herido.

Una de sus manos se hundió en su pelo, en un agarre suave pero inexorable. Un suspiro se le escapó de la garganta mientras le hacia la cabeza hacia atrás.

-No trate de desviar la conversación. Sabe algo que no me está diciendo. - Su mano libre llegó a la línea que quedaba expuesta de su garganta. Por un momento de infarto pensó que podría ahogarse. En su lugar, le acarició suavemente con el pulgar, se movía en remolinos sutiles en el hueco de la base. La intensidad de su propia reacción le asombro.

Enamorándonos Al Atardecer [YeWook] Libro 5  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora