Capítulo 34

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*Narra Jesús*

La puerta se abrió, un camillero estaba empujando, la cama del abuelo de ______. Su abuela venía detrás, con una sonrisa. Ambos nos levantamos, y saludé a sus abuelos. Les habían dado buenas noticias, el infarto no le había afectado tanto. Aunque todo tiene su pero, el abuelo de ______ padecía de cáncer de hígado que aún debía de vencer. 

-Abuela: _____ cariño, tu abuelo se tiene que quedar aquí ingresado. La mayor parte del tiempo estarás sola, cualquier cosa se lo dices a Eva, Jesús, Dani, o Juan Carlos.

-Jesús: Tranquila, que yo te la cuido.

Sus abuelos me dieron las gracias, y me la llevé a casa. A penas había dormido, asi que estaba cansada. Mis padres ya se habían enterado de la situación, y estaban dispuestos a cuidar de ella. Cuando entramos a nuestra casa, Dani estaba viendo la televisión en el salón y mi madre salió a recibirnos.

-Eva: Hola preciosa, ¿cómo estas?

-_____: Bien, gracias por recibirme.

-Eva: No tienes que darlas, cariño.

*Narra ______*

Le di un abrazo a Eva y después, saludé a Dani. Con Jesús, nos sentamos a ver la televisión y nos quedamos los tres, entretenidos. Apoyé mi cabeza en el hombro de Jesús, y mientras él me hacía cosquillas, me dormí. Había intentado luchar con el sueño, pero estaba cansada, que me dejé vencer.

Cuando desperté, estaba tumbada en una cama diferente a la mía. Y en una habitación, diferente a las que había en la casa de mis abuelos. Me levanté y traté de averiguar, dónde estaba. Salí de la habitación y me di cuenta, de que estaba en la casa de Jesús. Asi que seguramente, sería la habitación de invitados. 

-Jesús: Hola princesa. Como te habías quedado dormida en el salón, te he llevado a la habitación de invitados, para que descansaras tranquila. 

-______: Me he despertado en plan, ¿dónde estoy?

Nos echamos a reír y Eva nos avisó, de que bajaramos a comer. Había hecho lentejas, que la verdad estaban muy ricas. Pero echaba de menos, comer con mis abuelos. Juan Carlos, estaba también comiendo con nosotros y, nos contaba anecdotas suyas. La verdad, es que era muy divertido. Y me gustaba ese ambiente familiar, que tenían ellos.

Al terminar de comer, Jesús me dio un ramo de rosas que había comprado, para levantarme el ánimo. Era un detalle precioso, que había tenido conmigo. Además eran rosas rojas, que eran mis favoritas y olían super bien.

-________: Son preciosas, mi niño. Muchísimas gracias.

-Jesús: No tienes que darlas, mi amor.

Puse el ramo, con agua y fui corriendo a abrazarle. Estaba jugando a la play, me senté encima suya y comencé a llenarle la cara de besos. Él seguía jugando, mientras reía. Hasta que puso la partida en pausa y me comenzó a hacer cosquillas. Le supliqué que parara y me dejó, a cambio de un beso, que le di encantada.

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Mi Ángel, Mi Salvador (GEMELIERS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora