Capítulo 32

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Casi me estaba quedando dormida, pero de repente mi teléfono suena. Me separé un poco de él y lo cogí, era mi abuela.

*LLAMADA TELEFÓNICA*

-_____: Dime abueli

-Abuela: _____, estoy en el hospital con tu abuelo. Tu abuelo ha sufrido un infarto.

-______: ¿¡QUÉ?! Voy para allá

*FIN LLAMADA TELEFÓNICA*

Colgué y le conté a Jesús lo que pasaba. Ambos nos levantamos corriendo y cogimos un taxi en dirección al hospital. Cuando llegamos allí, pregunté por mi abuelo y después subimos a la habitación. Jesús se quiso quedar fuera para que tuviéramos más intimidad, así que yo entré sola. Mi abuela estaba sentada al lado de mi abuelo, que estaba durmiendo. Me contó todo lo que había pasado y lo que le habían dicho.  

La enfermera me dijo que fuera a casa, ya que sólo podía estar un acompañante. Salí del hospital con Jesús ambos abrazados y nos fuimos a mi casa. Él dijo que no me quería dejar sola, así que dormimos juntos. No sin antes pasar por su casa, para que él cogiera ropa. Sentía su respiración en mi cuello, me tenía abrazada por la espalda. Yo no podía dormir, no podía dejar de pensar en todo lo que ha pasado últimamente.

Por la ventana, entraba la luz de la luna que esta noche estaba completa. Me levante de la cama, dejando a Jesús sólo que no paraba de moverse en sueños. Bajé a la cocina, a por un baso de agua con el silencio de la noche. Al terminar, dejé el vaso en el fregadero y comencé a subir las escaleras. Escuché a Jesús gritar, corrí a la habitación y vi que estaba hablando entre sueños. 

-______: Jesús, Jesús despierta

Traté de despertarle pero seguía igual, seguro que era una pesadilla. Lo zarandeé fuerte y de repente, despertó asustado. Me miró a los ojos por un rato y me abrazo fuerte. Estaba todo sudado y su respiración estaba muy agitada. 

-_____: ¿Qué pasa, cariño?

-Jesús: No me dejes, por favor. No te vayas de mi lado.

-______: Tranquilo, sólo ha sido una pesadilla.

Comencé a acariciarle el pelo, sin dejar de abrazarle. Le dije que se diera una ducha, estaba muy sudado y así podría luego dormir mejor. Le di dos toallas y mientras él se duchaba yo puse una lavadora con su pijama. Por suerte, él se trajo otro por equivocación. Volvió a la habitación con el pelo mojado y se sentó a mi lado. Yo lo abracé y él apoyó su cabeza en mi hombro, escondiendo su cara en mi cuello. 

Cuando se calmó, volvimos a tumbarnos y yo le empecé a acariciar el pelo mientras él se dormía. Poco a poco, me empecé a quedar dormida. Hasta que al final, el cansancio me ganó y me dormí abrazando a Jesús.

Mi Ángel, Mi Salvador (GEMELIERS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora