Capítulo 18

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Siempre me pareció una metáfora cuando las personas felices dicen que el sol les parece más claro, el césped más verde y el cielo más azul; ahora sé que es verdad. Creo que es la mañana más bonita que he presenciado en esta ciudad.

Subo los escalones, hacia el departamento, saltando de par en par. No me incomoda encontrarme a Aura y Eric en la sala jugando videojuegos con Henrik, hasta me alegro de verlos.La pareja me saluda con una sonrisa distraída, pues tienen la atención volcada en la pantalla de la televisión; sin embargo, Henrik me observa de pies a cabeza con una sonrisita cómplice, ha notado que llevo la misma ropa del día anterior.

No juegan Halo, sino que Guitar Heroo el otro videojuego que también tiene esas guitarras con botoncitos. Aura y Eric están compitiendo, creo... No entiendo mucho de videojuegos, pero no importa; en estos momentos cualquier cosa me hace sonreír.

—¿Quieres jugar? —me pregunta Aura.

—No, gracias.

La escritora es la ganadora, Eric inventa excusas sin sentido para justificar su derrota.

—Las mismas viejas excusas —silba Henrik.

—¡Es verdad! —exclama.

—Eres un mal perdedor, amor —Aura le da un golpecito en el hombro—. Admite que soy mejor que tú.

—¡Es un videojuego!

—Pero si hubieras ganado tú... —se burla Henrik—. Aura es mejor, admítelo.

Eric pone los ojos en blanco y deja la guitarrita sobre el sofá, ya no quiere jugar. Es turno de Henrik y Aura.

—¡Esa! —exclamo—. ¿Pueden elegir esa canción?

—¿The Rolling Stones? —pregunta Aura—. Claro. Trapearé el suelo con el rubio bonito.

—Ya lo veremos, linda.

Creo que mi euforia repentina los ha desconcertado, me dirigen algunas miradas perplejas. Empiezo a bailar desde que inicia la canción sin borrar la sonrisa que se ha dibujado en mis labios desde que desperté al lado de Dimas con la luz del día entrando por la ventana.

El corazón me saldrá disparado por la boca o reventará de alegría.

Observé a Dimas dormir por unos minutos hasta que la alarma de su celular le hizo abrir los ojos. El tono azul de su mirada es mi color favorito, le pedí que se quedara quieto un instante para memorizar cómo luce al despertar. Dimas rio con la voz más ronca que le he escuchado. Me mordí los labios conteniendo los deseos de besarlo.

Nos marchamos juntos de su departamento, pero hemos quedado de vernos en un par de horas cuando él termine de entrenar. Iremos a rentar una película, ha sido la primera estupidez que se me ocurrió con tal de verlo antes del ensayo, de intentar besarlo una vez más. Dimas no se ha negado, creo que me habría dicho que sí a cualquier cosa.

La Melodía de Cristal 1 - AllegrettoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora